Luz ahora 0,11022 €/kWh

BLACOS: Al ver esta espléndida foto mi primer recuerdo es el...

Al ver esta espléndida foto mi primer recuerdo es el olor especial de los berros del caz que perfumaban todo el lugar. Yo bajaba al molino con mi madre que cargaba a la espalda un pequeño saco de trigo para convertirlo en harina y después cocer el pan en el horno de la casa de mi abuela. Entrabas al molino y al fondo estaba la turbina girando con un ruido infernal. A su lado, como una parte más de la misma, el "tío David", encorvado con su cigarrillo en la boca medio apagado y la gorra calada de medio lado. Sujetaba un saco que poco a poco se iba llenando de harina y al mismo tiempo lo pintaba a él de blanco. En la cocina, entrando a la izquierda, siempre te esperaba la sonrisa silenciosa de " la tía Boni", tan abnegada como trabajadora.
Al anochecer el molino se encargaba de hacer llegar la luz al pueblo, pero lo hacía con tanta lentitud que podías ver como se iba iluminando el filamento de la bombila. No me extraña que después me costará tanto creerme que la luz viaja a miles de kilómetros por segundo. En Blacos, en los años 60, iba tan despacio que casi se llegaba antes corriendo desde el molino hasta la plaza.
Otro recuerdo muy especial es la limpieza del caz, que se hacía una vez al año. Se cerraba el curso del río para desviar el agua y la que quedaba se sacaba por la compuerta. Después todos los hombres del pueblo limpiaban los berros y el resto de suciedad y pescaban truchas y cangrejos y luego se comían en hermandad en el concejo. Era un día de fiesta y sobre todo de hermandad, sobre todo eso, de hermandad.