Juana, a mi definitivamente me has ganado y desde este momento soy tu más ferviente e incondicional admirador. No esperaba nunca encontrar tanta ternura en tan pocas líneas. Tus palabras son como un faro que me guía en esa espesa oscuridad que esconde las relaciones con mi primo el Baraka. Y sinceridad por sinceridad te voy a contar el origen de mi mala relación con el primo de la Ría. Todo empezó una madrugada de esas en las que yo deambulaba por las carreteras de Madrid haciendo dedo para abandonar el cuartel y reunirme con mi familia. Entonces mi familia, la de mi casa, eran mis primas. Desde que nos conocimos mantuvimos una amistad estrecha y cariñosa. Hasta tal punto que me costaba mucho compartirla con nadie. A eso de las tres de la mañana llego a casa y me encuentro con que mi habitación está ocupada, y además estaba ocupada por un intruso que me estaba robando la cama y de paso a una de mis primas. Me entró un ataque de celos espantoso y desde esa noche lo convertí en mi enemigo irreconciliable. Los dos comenzamos una carrera de obstáculos por desplazar y humillar al otro. Los dos queríamos el mismo sitio en la mesa, la misma cerveza para la comida, el mismo postre y la misma taza de café. Era una lucha fraticida en la que nadie estaba dispuesto a rendirse. Nos pusimos zancadillas, nos empujamos por la escalera, nos disputamos el peine en el baño y el jabón en la ducha. Yo gané unas batallas y perdí otras. Pero él me derrotó en la más importante, volvía cada año y cada año mi prima se acerba más a él y se alejaba más de mí. Nunca acepte la derrota ni estoy dispuesto a hacerlo. Sólo puedo intentar derrotarlo con mi pluma afilada y despiada pero ni así lo consigo. Resurge como la hidra de siete cabezas. Entonces he decidido cambiar de táctica y ahora hablo bien de él, a ver si se confía y le doy la puntilla definitiva. Y esto es a grandes líneas una de las muchas historias de guerra familiar: ya ves que te lo cuento con toda confianza, vamos como si nos conociéramos de toda la vida. Después de tantas noches juntos de fiesta es lo menos que puedo hacer no? Besos