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BLACOS: corria 1971, era un soleado dia de primavera, un martes,...

corria 1971, era un soleado dia de primavera, un martes, festivo en mi pueblo. Como cada año desde tiempos de mis tatarabuelos, se celebraba la romeria en honor de san miguel arcangel, en el cerro, donde cuenta la leyenda, el bueno de san miguel aparecio y libro a blacos de un gran peligro, rayo, inundacion etc
Este dia, marcó una hueya en mi caracter y por eso la mantengo en mi recuerdo. Transcurrió la mañana con armonia y buen comer y como todos sabemos, es por la tarde, con los estomagos contentos y el animo relajado, cuando comienzan a hacerse los corros que con bota en mano cantan las sociedades.
Era el momento previamente acordado para escaparnos, eramos cuatro amigas, y la mas avispada se encargo de esconder nuestra arma, la que iba a ser clave para librar nuestro plan; era muy sencillo, queriamos descubrir, que se sentia, porqué era tan dibertido y tan atrayente, porqué lo repetian año tras años, querimos desvelar el misterio.
Nos bajamos hasta la fuente, y nos colocamos en la posicion adecuada, debajo del enebro. Haciamos un corro pequeño. Timidamente al principio, empezamos a cantar, las estrofas durante tantos santos oidas, ELLA sacó la bota y yo como era la mayor, la levante para beber ese licor magico, que conseguia que nuestros padres, por un dia olvidaran las preocupaciones, y rencillas y desataba sus lenguas que terminaban cantando jotas, pasodobles y hasta canciones picantes.. Al principio, el vino de la rivera rascaba un poco la garganta, pero el plan era el plan y habia que vaciar la bota cantandonos la sociedad y no se podia rajar nadie: a la tercera vuelta el vino sabia mejor y la cancion sonaba mas alto y mas alegre....
Arriba en la pradera, ya habian recogido las mantas y los cestos, las botas y las cazuelas, y claro al hacer recuento de inventario, se dieron cuenta de que faltabamos nosotras, no era raro que hubieramos bajado a la fuente, y ayi nos encontraron, bailando como los indios alrededor del arbol, pero nuestros giros eran torpes y nuestro cantar sonaba inteligible, a estas chicas les ha sentado muy mal el sol, pobrecillas, que se nos olvido ponerles el sombrero....
Y esta es mi anecdota, he alterado alguna fecha, para que no se nos identifique.
Esta experiencia marco nuestras vidas, y aquella de las cuatro, que más vino bebió, es hoy una magnifica persona, alegre, generosa, con una gran capacidad de hacernos reir, y esto, lo defendere con mi vida, fue un milagro del santo, que transforma cada año el vino de las botas en una pocion mágica.
ESta anecdota se la dedico a JR, por su gran sentido del humor.