El día de la paella y el toldo volador. Tengo que reconocer que la paella me gustó, una pena que tuviéramos que comerla deprisa y corriendo para seguir sirviendo a semejante banda de trescientos y pico, hay que ver como comemos y como bebemos, parece que se va a acabar el mundo. La verdad es que me lo pasé bien aunque un poco cansado, una pena que me tuviera que volver para casa a mitad de fiestas y dejar sin dos operarios cualificados y sobre todo baratos a la comisión de fiestas. Tengo que pedir perdón a algunas personas que luego, en el viaje de vuelta a casa, me comentó MªCarmen que estaban en la comida y que no las habíamos visto hasta ese día, pero es que a la velocidad que servíamos a muchos los veías pero no los veías y a otros no los habré reconocido después de tanto tiempo sin dar guerra por Blacos. Algunos, que la última vez que los había visto eran unos crios, me reconocieron y me saludaron, me llevé una alegria del copón, muchas gracias. Una cosa que me hizo mucha gracia fué un comentario que oí mientras estaba sirviendo, alguien pregunto ¿quien es ese? y otra le contestó "es el baraka" y le explicó todo mi árbol genealógico en Blacos. Al final Jesús y Baraka se van a fundir en la misma persona. Bueno que hace un poco tarde. Un beso y agur