Factura rebajada un 25%

BLACOS: Se acabó lo que se daba, aquí estamos para empezar...

Se acabó lo que se daba, aquí estamos para empezar un nuevo curso. Cocinando a fuego lento el síndrome postvacacional para que no se nos indigeste o para que no nos pase como al baraka. Que jodido, vuelve tres días al pueblo después de un montón de años y ya se toma la confianza de inundarnos con fotos y mensajes, como si nos conociera de toda la vida. Ya os he avisado de que es un peligro, le das la mano y se vuelve un pesado, muy pesado. Y eso es porque se le está indigestando el síndrome postvacacional. Todavía no ha asimilado que hay gente buena, noble y sin rencor, capaz de recibirlo con alegría y abrirle las puertas de su casa y de su alma para que entre hasta la cocina. Yo como lo conozco sólo le abrí la puerta de casa y el muy listo ya se fue dejando cosas para volver luego con la excusa de recogerlas. Claro que a mi no me la da y al día siguiente se las envié por correo... más que nada para evitarle viajes inncesarios. Pero para él verse querido, abrazado por amigos y familiares y recordado por todos a pesar del tiempo, le produjo un subidón del que todavía está indispuesto. Fue como un atracón, que visto lo visto buena falta le hace porque está en los huesos el pobre. No es más que un síntoma de la nostalgía. Este vuelve cuatro veranos seguidos y se pone en los 90 kilos sin darse cuenta. Si es que tiene hambre de cariño, no del familiar claro, sino del cariño de esos amigos que ha ido dejando por el camino y que ahora quiere recuperar en cuatro días, como si no hubiera pasado el tiempo. Y eso es muy peligroso porque se indigesta y puede crear problemas de colesterol emocional o algo parecido. Pero bueno, fueron unos días de reencuentros, de sentimientos a flor de piel, de despertar esos lazos dormidos por el desapego, la distancia o el paso del tiempo. Un tiempo en el que hasta se pueden olvidar de tu nombre y es que a la criatura ya nadie la conoce como Txus o Jesus, hay que añadir la coletilla de baraka para que todos digan: Ah sí hombre, el baraka. Y es que Blacos vive a una velocidad de vértigo y en cuatro días te cambia de nombre sin que le tiemble el pulso. El chico ha vuelto a descubrir el mundo y el mundo lo ha vuelto a descubrir a él, algo que costaba porque está francamente desmejorado. Estoy seguro que todos conocistéis a mi prima a la primera (está igual que hace quince años). Sin embargo hubo algunos, pocos la verdad, que me preguntaron que si mi prima se había vuelto a casar. Y yo les dije que sí y además con un hombre bastante mayor que ella. La respuesta fue: "Ya se nota ya".
Pues eso, aquí estamos, un curso más, como siempre.