La verdad es que el otro día me dejé llevar por la depresión, a lo que se unió mi escaso conocimiento de las matemáticas. Y cuando dije que mi primo el barraka y yo estábamos sólos, lo que quería decir en realidad es que somos cuatro o cinco los que nos asomamos de vez en cuando a esta ventana. Y como puede verse, la diferencia es considerable, más que el doble. Al pensarlo así se ha evaporado mi depresión y he entrado en un estado de auforia que me ha llevado a corregir mis palabras. Y es que aunque parezca una tontería no es lo mismo dos que cuatro o cinco. No es lo mismo tener dos hijos que cuatro o cinco, no es lo mismo tener dos hipotecas que cuatro o cinco, no es lo mismo tener dos millones que cuatro o cinco... y así hasta el infinito. En realidad somos una multitud en un universo tan variopinto comno el de Blacos. Nos multiplicamos por todos los puntos del planeta. Un día descubrimos quen nos leen en Chile, otro verano me enteré que tenemos un incondicional en China, luego una penitente ha llevado nuestras palabras a todos los rincones del Camino de Santiago. Y esto no es nada si añadimos que por lo menos hay dos personas que nos leen en Torreblacos y por lo menos otras dos en Rioseco. a la Mercadera todavía no hemos llegado. Si lo miramos bien somo un medio de comunicación internacional, algo que a estas alturas está muy lejos de alcanzar cualquiera. Así que no es tan grave ser cuatro (lo de cinco ya lo retiro porque el barraka está en letargo invernal porque todos sabemos que sólo se despierta con las fiestas de verano y las collejas de Mari carmen) Como véis no es tan grave, somos cuatro gatos pero no podemos pedir mucho más. Nos conformamos con el vaho de emoción que se queda en las pantalals cuando nos leen. Algo es algo.