(Ya le he dado a la tecla antes de tiempo) Iba a decir que una vez resuelto mi presente, me voy a dedicar al pasado. Yo también he oído hablar mucho de la cueva Marimiércoles. Lo de los champiñones no me suena mucho, aunque me alegra ver que ya entonces había emprendedores en época de crisis. Lo de la vaca me suena mucho más, pero lo que no se me olvidará nunca fue lo del maquis. Era un capítulo fijo en las historias de miedo cunado aún no vivía en el destierro. Después el Agapito con sus leyendas contribuyó a aumentar el misterio. Veíamos al maquis como una hidra de siete cabezas que amenzaba constantemente nuestra vida desde esa siniestra cueva. En aquellos años el maquis encabezaba el ranking de los personajes del miedo. También estaban en los superventas el Hombre del Saco, que se llevaba a los niños y un poco más tarde El Lute que vagaba por los pueblos sediento de sangre de los niños (joé que manía tenían con los niños). Ese respeto al maquis como personaje de terror yo lo mantuve mucho tiempo. Creo que no se me fue del todo ni cuando descubrí que El maquis era un grupo de personas que se negarona entregar sus armas y su voluntad y rendirse ante los cañones de la dictadura. Se echaron al monte para esconderse pero también para evitar la delación y el chivatazo de sus vecinos. Vivían con lo puesto, pasaban hambre y necesidades y acabaron muriendo por mantener una ilusión, la de recuperar la democracia y acallar la voz única que enmudecía las de todos los demás. Fue una pena, pero el Maquis se quedó lejos, tanto en la distancia como en el recuerdo.