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BLACOS: Hace ya unos cuantos años, cuando era más joven, decidí...

Hace ya unos cuantos años, cuando era más joven, decidí que ya no iba a pelar las batallas que no pudiera ganar. Luego, años después, me propuse que ya sólo iba a pelear aquellas batallas que estaba seguro de que no iba a perder, que aunque pueda parecer lo mismo, es algo muy diferente. Y en ese mismo momento me prometí a mi mismo que nunca iba a juzgar a nadie, y que jamás iba a dar un consejo a nadie que no estuviera dentro de mi familia. Era una forma cómoda de no crearme enemigos y de no ser cómplice de los aciertos o de los errores de los demás. Desde ese momento sólo he hecho una excepción: mis batallas con el baraka. Con éste las peleo todas, hasta las que estoy seguro que voy a perder. Pero las peleo porque cuento con la ventaja de saber que enfrente tengo un enemigo leal, que va siempre de frente y no utiliza las sombras para asestarme puñaladas traperas. Como en los viejos lances medievales, sale al campo de batalla a pecho descubierto, sin despreciar nunca la capacidad del oponente, valorando su valentía y sin pensar que puede estar frente a un arrogante de lanza afilada. Y ahí nos tenéis a los dos frente a frente, siempre con el cuchillo entre los dientes, pero con una mirada limpia e incluso de admiración ante la estrategia del otro. Me niego a utilizar la palabra enemigo porque significa algo negativo y destructor y nuestra lucha no es así, todo lo contrario. Y eso es lo que da valor a nuestra lucha, el respeto a los ideales y a las decisiones del contrario. Al que huye, sea mediante el caballo o mediante la crítica, hay que tenderle puente de plata, pero al que decide quedarse y luchar hay que reconocerle su valor y nunca despreciarlo con la exclusión, porque el quedarse y luchar siempre merece un reconocimiento. Y además nunca se debe descartar que acabes ganándolo para tu causa con lo que el enemigo irreconciliable puede pasar a ser un aliado imprescindible. Por eso yo me atrevo a decirle a mi contrincante que el Athletic es en estos momentos el equipo mas choni, el mas poligonero de la liga de las estrellas. ¿O acaso muchos de vosotros al ver a IKer Muniain no pensáis en la Jessi de Esperanza Sur? Es el prototipo del macarrra moderno, que espera a la piba recostado en la puerta del buga, con un cadenón de oro colgado al cuello, en pantalón corto, sin camisa y comiendo pipas, con esa cresta en el pelo como un gallo de pelea. Y seguro que también identificáis a Fernando Llorente como el Jonhatan de camiseta ajustada, marcando poderío, y llorando a lágrima viva cuando consigue el amor de su vida que no es otro que la final de la Europa Ligue. ¿Y esos tatuajes de Amorebieta? Es algo parecido al vigilata de la puerta, que igual le pide al carnet a Messi que le da un sopapo a Ronaldo por querer saltarse la cola. Es el auténtico equipo choni de la liga. Y para colmo si ganan, dicen que lo van a celebrar a bordo de una gabarra surcando la ría. ¿Puede haber algo más hortera? Una gabarra oxidada, vieja y desvencijada. Son como los nuevos ricos, que dejan el mercedes en el garaje con aire acondicionado y limpian y sacan brillo al seiscientos para ir a visitar a la familia al polígono de Esperanza Sur. Y claro, si llegan, la familia se pintará como una mona y se llenará de joyas y oropeles para estar presentables en la mesa del comedor. Lo que quizás no saben, o sí, es que aunque ganen o pierdan no podrán parar las críticas, incluso ni las malas. Menos mal que siempre les quedara el respeto, por lo menos el respeto a sí mismos que es el que de verdad cuenta. Y yo como sólo peleo las batallas que sé que no voy a perder, me atrevo a asegurar que, pase lo que pase, ganarán los rojiblancos. Ojalá que sean los de mis primas.