Allí estaba Don Tomás, creo que se llama así, tirando de hisopo y regando de agua bendita las eras. Era el acto religioso de la romería, la bendición de los campos, que según se encargó de decir el señor cura, "alimentan a los pájaros del cielo y visten a las flores del campo". La imagen era singular, el párroco con su traje típico, al lado el Vicente que hizo de monaguillo aventajado y cuidaba del agua bendita como un carcelero. A la derecha mi hermano Lúis con la bandera y el señor alcalde con el pendón (o al revés no lo tengo muy claro). Y la Txus con el estándarte y como buena penitencia cumpliendo ya los pecados que iba a cometer más tarde en el santo. Fue visto y no visto y es que esto de la fe o la tienes o no la tienes. Si la tienes es leve como un suspiro, no pesa y se acaba enseguida. O se empieza, porque nada más dejar los tratos de rezar en la iglesia, comenzó la peregrinación. Antes era una procesión, ahora es una caravana en hora punta, eso sí sin atascos ni problemas de aparcamiento. Algubnos, sobre todo algunas, hacen el camino andando, como en el Rocío. Y una vez en el santo, pues lo que cuenta Lola. Bidones llenos de bebida para todas las edades y todos los gustos. Y fresquitas proque el día invitaba a ello. Los primeros tragos ya desatan la lengua y luego en la comida no hayb problemas de conversación. Lo difícil es ver a alguien callado, en el caso del Javi un auténtico milagro. El chico del Nicómedes cunde por veinte, igual te da conversación que te vende rifa, que le toca la bota, que se la bebe, que se la regala a su hermano, que se la quita, que la vuelve a beber, que echa unas sociedades, que obliga a todos a echar otras tantas sociedades, que baila, que canta y que habla, sobre todo que habla. Habla tanto si tiene micrófono como si no, aunque aquí en el terreno del micro tiene un hueso duro de roer. La Txus, con sus tablas, lo mantuvo a raya, le dió el protagonismo justo y no dejó que se le esacpara de las manos. Es un terreno trabajado durante muchos años, ha tenido que hacer muchos sacrificios como para que ahora llegue un charlatán de BArcelona y le quite el puesto. El show de la Txus es San Miguel es ya todo un clásico. Pero no os creais, cada año renovado, con la lengua más afilada, para que no le escape ni el apuntador. Por su lengua viperina pasan los que se esconden de la bota, los que se van a la sombra para que no los vea al sol´, los que vienen la primera vezs o los que no faltan ningún año. Yo os diría que el día que empieze a acordarse de los que no vais, es mejor que no faltéis ninguno, porque si no os degüellas en cuatro palabars. Sus monólogos luego acompañados del arte de Las Virtudes de Blacos, Rosalía y Aurora, se convirtieron en canción hasta bien entrada la madrugada.