Parece que mi anterior carta sobre la comisión de fiestas no se ha entendido con la intención original o simplemente se ha interpretado de forma distinta a la que estaba escrita. Por si hay alguna duda, el único sentido es destacar el esfuerzo de un grupo de personas, la comisión, por convertir las fiestas de Blacos en las mejores de cada año. El interés, la dedicación, la inspiración y puede que la discusión para conseguir que el programa sea el mejor posible y se adapte al gusto de el mayor número de personas que participan. Todos los que hemos sido alguna vez de la comisión sabemos que el objetivo no es fácil, y que por el camino hay que salvar muchas dificultades y no menos obstáculos. A eso y a ninguna otra cosa, se refieren las metáforas de las trincheras, alambradas o cañones. Sólo y únicamente a eso se refieren los escollos a los que hago referencia y que cuantos más son, más meritorio es el resultado final. Si alguien ha querido ver en esas frases alusiones personales o juicios a actitudes, se debe a dos motivos. Primero a que no ha entendido el mensaje y segundo a que no me conoce en absoluto porque no seré yo quien a estas alturas juzgue comportamientos de nadie, bastante tengo con los míos. Pero lo que sí tengo claro es que todo el mundo tiene derecho a su opinión, lo que pasa es que muchas veces cuando no coincide con la nuestra, esa opinión se entiende como crítica, y a eso, a la crítica, hay que estar también acostumbrados.