A ver, en fin capullo, no esperaba que tú lo entendieras, entre otras cosas porque eres uan excpción evidente a esos tiempos de recogimiento. Contigo en Semana Santa lo que hacemos es una obra benéfica por la que cada año nos ganamos el cielo. Darte de comer a tí es nuestra obligación, porque tenemos que tratar por todos los medios recomponer tu figura, cada vez más famélica y desgarbada. No es que antes fueras un Sancho panza, pero ahora cada vez estás más cerca de la figura escuálida de D. Quijote. No sufras, vuelve al pueblo por Semana Santa, y yo me encargo de conseguir licencia papal para que comas todo lo que quieras. Además ahora con el nuevo Pontífice tengo cierta influencia, porque seguro que mi familia argentina tiene algún lazo de familia con él. Tú Baraka no te preocupes. Eso sí mándame una foto, desnudo y de cuerpo entero, que yo se la hago llegar al Vaticano. Ya le diré que es de uno de Barakaldo para que no creas que eres del Congo, y en cuanto la vea me da todos los permisos necesarios para que te someta a una sesión de engorde y recosntrucción. Será difícil porque para mi que no tienes remedio, pero lo intentaremos con todas nuestras fuerzas. En cuanto acabe esta carta le llamo también a Ricardo para que te reserve tres platos diarios de pinchos y no te deje a dos velas como el año pasado. Si hace falta me voy la noche antes a hacer cola y estar el primero para que nadie se los coma. Los míos ya sabes que son tuyos, yo por un primo hago lo que sea, en tu caso una obra de beneficiencia, como Dios manda. Agur