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BLACOS: Qué manera de llover. Llevamos ocho meses que no para...

Qué manera de llover. Llevamos ocho meses que no para de caer. Hemos pasado por los algarazos de marzo, por el calabobos de abril, y por los chaparrones y las tundas de agua de mayo. Ha llovido todos los días, menos el del santo, que por algo será. Y al menos aquí tanta agua ha desbordado los ríos, ha inundado las riberas y ha destrozado carreteras. Pero yo he descubierto una cosa que no conocía, se llama hidrosismicidad, y viene a ser algo así como que en una hora puede haber 325 terremotos. La mayoría ni se notan, pero otros son como si todos los tanques de la acorazada Brunete pasaran por debajo de tu casa. Los únicos que no conocen la crisis todavía son la lluvia y los dentistas navarros. Esto últimos llevan casi un año haciendo el agosto, porque con tanto temblor se caen hasta los empastes de los parroquianos.
Y claro, tanta lluvia ha provocado en Blacos una primavera fría pero florida. Ha salido de todo. Han brotado las margaritas, la alfalfa, los claveles, y hasta los "espirigallos", vamos los que todos conocemos como amapolas. Pero entre col y col también han aparecido algunas lechugas, pero a los que esperaban como agua de mayo ha sido a los caracoles. Y donde más caracoles hay es en la Huerta de la Juana, que seguro que sabéis casi todos donde está, y para los que no lo saben, queda a la derecha de las Carreras según vas. Cuando vienes no, cuando vienes la Huerta de la Juana siempre queda a la izquierda. Y entre los caracoles aparecen algunas babosas. Son feas, misteriosas y que yo sepa son también innecesarias. También el agua ha traído muchos escaramujos, esos que por fuera son duros y pinchan pero por dentro son blanditos y agradables.