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BLACOS: Buffffffffffffffff........ que pereza. Y es que es...

Buffffffffffffffff........ que pereza. Y es que es lo que tiene el verano. Antes de empezar las vacaciones haces miles de proyectos y cuando se acaban haces todavía más miles de excusas para seguir adaptado a los horarios de vago, hasta que llega un momento que es imposible. Pero entonces todavía es peor... porque te invade la nostalgia. Y para tratar de superarla te enganchas a la película diaria de las vacaciones porque parece que si las revives, todavía no se han acabado. Pero te das cuenta que aunque fue hace dos semanas, todo parece lejano y difuso en el pensamiento abotargado y lento por falta de entrenamiento. Parece que han pasado un montón de años de aquella noche de nervios y de tensión que dicen que sufrieron algunos cuando se dieron cuenta de que había llegado la hora de la verdad, que no había tiempo para rectificar ni cambiar nada. El primer fin de semana de agosto los pilló con la ilusión a flor de piel y con ese molesto hormigueo que se produce cuando hay que enfrentarse a la verdad, eso que llamamos carne de gallina. A mí me dijeron que lo habían pasado mal, que de repente les entraron las dudas de no saber que poner en el folio en blanco, que no esperaban que la expectación de la plaza les produjera tal miedo escénico que les hacía sentirse solos y abandonados en la tarima, a merced del escrutinio de todos los del pueblo y algún que otro de fuera. Y me imagino, porque nadie me lo dijo, que fue ahí donde echaron mano del vigor que da la juventud, se agarraron como un clavo ardiendo a la experiencia de sus pocos años y buscaron la sonrisa cómplice de los más cercanos como esa tabla de salvación a la que nos acabamos agarrando todos cuando tenemos algo que demostrar. Puede ser que llegarán así hasta el micrófono, o puede que no y todo sean imaginaciones de una mente postvacacional. Mucho más claro está el resultado, o quizás yo lo recuerde mejor. Creo que ya lo he dicho alguna vez pero por si acaso no me importa repetirlo. Cuando alguien decide hacer algo de forma voluntaria, con un afán altruista y con el claro objetivo de satisfacer a sus amigos, familias y paisanos, tengo claro que no parte de cero. El aprobado se lo merece simplemente por estar ahí. Después llegó la tesis doctoral en la que como pasa en la Universidad, se encontraron con el obstáculo de un tribunal arbitrario y un tanto incompetente. Pero yo lo que vi fue otra cosa. Mi sensación es que el principio tenía mucha fuerza, con unos cimientos agarrados a las raíces del pueblo, con unos muros sostenidos por un esfuerzo conjunto y tenaz, y con un tejado en el que florecía un edificio consistente, sólido y seguro. Si sólo lo pudimos ver a medias fue simplemente porque el aula no estaba preparada para las últimas tecnologías. Y es que los bailódromos son para bailar y los que los manejan no parecen entender mucho de formatos, de cuatro tercios, de dieciséis novenos y cosas así. Mereció la pena, fue bueno, original en el guión y diverso en la opinión. El primero que lo dijo en esta misma página fue el Baraka, que es un lince para estas cosas, y también para hacer la pelota a todos los que se le pongan por delante.
En el resto del programa festivo no me voy a extender porque esto va a parecer un panegírico de la comisión y alguien mal pensado, ya sabéis quien, va a creer que me han pagado para escribirles una loa romántica. Y es que los de Barakaldo son duros a la hora de entender que se pueden hacer cosas a cambio de nada.
Pero sí quiero hacer hincapié en una cosa. La mayor coincidencia que hubo en el vídeo, descartado lo del olor a tierra mojada, fue la reivindicación de un lugar común en el que buscar una mayor unión entre los que tenemos a Blacos por bandera. A mí me parece muy bien, pero me da la sensación de que el único lugar común que vamos a tener va a ser el propio espacio físico del pueblo. Es ahí donde podemos empezar a reducir distancias, a acercar lo que nos acerca y a separar lo que nos separa. La unión es un ideal colectivo pero es sobre todo la suma de individualidades y yo creo que cada uno debe saber lo que hace o lo que no hace para que crezca esa unión. Para mi unión es acercarte sin titubeos a los de la cuadrilla de al lado para felicitar a los novios en una cena de gala, y es unión porque cuando te acercas notas que eres bien recibido, que se alegran de que tú te alegres de que los invada la alegría. Unión puede ser el que el de al lado sepa que te tiene ahí para lo que quiera, sin que tú se lo tengas que decir ni él te lo tenga que pedir. Unión no es fundir todas las manos, es poner una sobre otra para que todas se sientan seguras, cálidas y protegidas. Unión es lo que un año más demostraron cuatro jóvenes, unos mocosos en el argot de la teniente O´Neill, que hasta ahora vivían a su aire, y lo volverán a hacer, pero que cuando han tenido que poner sus manos, lo han hecho desde el principio hasta el final, para que los que las poníamos en el medio sintiéramos la seguridad de que un año más había fiesta... y de la buena. En definitiva, la unión no es perder lo propio, sino enriquecerlo con lo de los demás... aunque no haya un lugar concreto para hacerlo. Vamos me parece a mí.... y en el primer día de trabajo. Así que mejor no me hagáis mucho caso... que ya se me pasará.