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BLACOS: No es la desesperación que siente ese náufrago que...

No es la desesperación que siente ese náufrago que desde la isla lanza una botella al mar con un mensaje de socorro y con la esperanza de que la lea alguien de buen corazón. No es eso, pero a veces esta página se puede convertir en esa botella que acoge mensajes de esperanza, de ánimo o de frustración, que de todo hay en la viña del señor. Escribes con la esperanza de que lo lea a quien va dirigido, aunque sabes de la dificultad de que ese alguien tenga la necesidad de elegir este foro en ese monstruoso mar virtual en el que todos hemos convertido este mundo en mayor o menor medida. Esto por una lado, y por otro si llegas a este punto, también esperas que sea capaz de entender lo que le quieres decir. Y ahí esta quizás el mayor problema, que cada vez somos más reacios a darnos por aludidos aunque en el fondo sepamos que sí, que se habla de nostros. Tratamos de excluirnos de los problemas y hacemos un ejercicio de evasión para que no nos roce el mensaje, esa verdad desnuda que revuelve nuestro interior con una punzada de angustia. Si soy capaz de llegar hasta ahí, es cuando me atrevo a decir que NO, que así no se hacen las cosas, que hay patrimonios que son de todos y que no pueden ser monopolizado a nuestro antojo, que no podemos sustituir las palabras por silencios alevosos y premeditados. También puedo decir que la genética de un mismo árbol debe ser compartida por todas sus ramas y que debe ser disfrutada hasta el último nervio de todas sus hojas. Lo contrario es tratar de poner puertas al campo, es creerse uno mismo que su verdad es la única que existe y que quien no la comparte no tiene derecho a subirse a ese árbol, ni a trepar por sus ramas, ni siquiera a acariciar esas hojas que se caen en otoño y viajan hasta los confines de la tierra en busca de sus raíces más ancestrales. NO, las vida no debe ser así. Por encima de exclusiones y rencores, está la verdad. Y antes o después esa verdad llega hasta donde las hojas buscan sus raíces. Aunque queramos ponerle puertas al campo, las hojas vuelan por encima de las vallas. Y los que las buscan también.