En fin, la verdad es que mentiría si no dijera que me ha sorprendido lo que acabo de leer. Pero no cometeré otra vez el error de pecar se soberbia y tratar de sentar cátedra sobre los que escriben en esta página. Cometí ese error una vez, y de nuevo pido perdón a Gglar, y opiné sobre algo que sólo pertenece al derecho individual de cada uno y yo en ese como en otros caso puedo estar tan cerca o tan lejos de la razón como puede estar cualquiera que nos haga el favor de asomarse a esta página y expresar sus opiniones.
La verdad es que tenía pensado hablar del Santo, pero creo que me han abandonado las musas, o más bien me ha pasado como siempre. qué de tanto no visitarme la inspiración, ya me he acostumbrado a trabajar. Digo esto porque un gran escritor del que no recuerdo el nombre, decía que cuando llegue la inspiración lo mejor que te puede pasar es que te pille escribiendo. Al menos lo voy a intentar. Aunque en realidad no creo que sean las musas las que no llegan, sino que escribir de la romería de las romerías es muy complicado porque, al menos a mí, creo que me queda muy poco o nada que decir. Si quiero apuntar que en la de este año se ha notado la labor de cantera, y los jóvenes vienen pegando fuerte. Nosotros nos resistimos a compartir protagonismo, pero hay que rendirse a la evidencia, y cada vez es más frecuente ver a los de nuestra generación tomarse una pausa y ver el corrillo de las sociedades desde la distancia porque desde fuera siempre se observan las cosas con más detenimiento. Pero hay una serie de imágenes que siempre se repiten, La tertulia alrededor de la cerveza, conversaciones cruzadas, a veces rápidas y otras más sosegadas. Tranquilidad y nostalgia en torno a la mesa mientras se degusta el menú de San Miguel, y luego el torbellino de la música, la bota, la rifa y el jolgorio. Probablemente si preguntáramos a cada uno que es lo que más le gusta habría para todos los gustos,
y valga la redundancia. Y es que el Santo, como casi todo, se vive de una manera muy parecida por fuera y de una manera más personal por dentro. Seguro que en lo que sí coincidimos casi todos es en que nada más llegar miramos a ver como va la asistencia. Si hay muchos corros y muchas mesas es como que uno se tranquiliza. Y es que la romería del Santo está siempre de exámenes. Hay algunos fijos y luego otros meritorios que podemos ir cambiando cada año, pero si sumamos los unos y los otros, la cifra casi siempre es mayor que la del año anterior. Y esto hace pensar que es una fiesta consolidada, a merced del tiempo algunas veces, pero con una afluencia importante. No es época de verano ni de vacaciones, y por eso ir al Santo exige un esfuerzo para el que muchos ya no están dispuestos y para el que otros no encuentran un hueco. Pero entre una cosa y otra, no faltan las piezas con las que gira la romería. En lenguaje popular, la txus que cada año se postula para el premio a la animadora estelar, su primo Javi que le pisa los talones y está ahí ahí en la clasificación aunque a veces le desbordan los compromisos. En el santo la ubicuidad de San Miguel tiene un digno rival, y es que el Javi parece que está en varios sitios a la vez. Aunque la verdad es que todo se debe a que se nota mucho donde está y parece que se multiplica. El ruso y su acordeón, que también multiplica dedos y melodías. Los cantantes ocasionales, los maestros de la rifa y los que siempre tienen suerte en la rifa. Este año el jamón fue para el Vicente. Que sepáis que está buscando ayuda para poder acabarlo este verano. Los interesados sólo tienen que pasarse por la puerta de su casa y pedir hora. Me ha dicho que sólo atenderá a los que tengan cita previa. El horario será de lunes a viernes de 22,00h. a 22,15. Os parecerá poco tiempo y tarde, pero tiene una agenda muy apretada y no puede atender más tiempo. Además dice que no es cuestión de que el jamón se acabe el primer día. A mí lo que más me fastidia es que este hombre tiene muy poca suerte. Y es muy probable que si le ha tocado el jamón, ya no le vuelva a tocar nada en los próximos cinco años, por lo menos. A muchos os dará igual, pero a mí no porque comparto distintas loterías con él, y ya veo que vamos apañaos.
Yo, dada mi mala suerte, he decidido que al año que viene me voy a llevar al Baraka. A mi primo si se sortea un jamón seguro que le toca. A poca humanidad que tenga el cerdo y sensibilidad los que hacen la rifa, le tiene que tocar, porque si no llega en agosto y no hay quien lo sacie en todo el mes. Bueno, como no han aparecido las musas lo voy a dejar. Pero antes mucha suerte a los nuevos marineros que se alistan en un barco que parece que siempre está a la deriva, pero que al final lo salvan unos pocos piratas, sin pata de palo, con parches en la cabeza, y con la calavera ondeando por bandera. Nos vemos en el bar.
La verdad es que tenía pensado hablar del Santo, pero creo que me han abandonado las musas, o más bien me ha pasado como siempre. qué de tanto no visitarme la inspiración, ya me he acostumbrado a trabajar. Digo esto porque un gran escritor del que no recuerdo el nombre, decía que cuando llegue la inspiración lo mejor que te puede pasar es que te pille escribiendo. Al menos lo voy a intentar. Aunque en realidad no creo que sean las musas las que no llegan, sino que escribir de la romería de las romerías es muy complicado porque, al menos a mí, creo que me queda muy poco o nada que decir. Si quiero apuntar que en la de este año se ha notado la labor de cantera, y los jóvenes vienen pegando fuerte. Nosotros nos resistimos a compartir protagonismo, pero hay que rendirse a la evidencia, y cada vez es más frecuente ver a los de nuestra generación tomarse una pausa y ver el corrillo de las sociedades desde la distancia porque desde fuera siempre se observan las cosas con más detenimiento. Pero hay una serie de imágenes que siempre se repiten, La tertulia alrededor de la cerveza, conversaciones cruzadas, a veces rápidas y otras más sosegadas. Tranquilidad y nostalgia en torno a la mesa mientras se degusta el menú de San Miguel, y luego el torbellino de la música, la bota, la rifa y el jolgorio. Probablemente si preguntáramos a cada uno que es lo que más le gusta habría para todos los gustos,
y valga la redundancia. Y es que el Santo, como casi todo, se vive de una manera muy parecida por fuera y de una manera más personal por dentro. Seguro que en lo que sí coincidimos casi todos es en que nada más llegar miramos a ver como va la asistencia. Si hay muchos corros y muchas mesas es como que uno se tranquiliza. Y es que la romería del Santo está siempre de exámenes. Hay algunos fijos y luego otros meritorios que podemos ir cambiando cada año, pero si sumamos los unos y los otros, la cifra casi siempre es mayor que la del año anterior. Y esto hace pensar que es una fiesta consolidada, a merced del tiempo algunas veces, pero con una afluencia importante. No es época de verano ni de vacaciones, y por eso ir al Santo exige un esfuerzo para el que muchos ya no están dispuestos y para el que otros no encuentran un hueco. Pero entre una cosa y otra, no faltan las piezas con las que gira la romería. En lenguaje popular, la txus que cada año se postula para el premio a la animadora estelar, su primo Javi que le pisa los talones y está ahí ahí en la clasificación aunque a veces le desbordan los compromisos. En el santo la ubicuidad de San Miguel tiene un digno rival, y es que el Javi parece que está en varios sitios a la vez. Aunque la verdad es que todo se debe a que se nota mucho donde está y parece que se multiplica. El ruso y su acordeón, que también multiplica dedos y melodías. Los cantantes ocasionales, los maestros de la rifa y los que siempre tienen suerte en la rifa. Este año el jamón fue para el Vicente. Que sepáis que está buscando ayuda para poder acabarlo este verano. Los interesados sólo tienen que pasarse por la puerta de su casa y pedir hora. Me ha dicho que sólo atenderá a los que tengan cita previa. El horario será de lunes a viernes de 22,00h. a 22,15. Os parecerá poco tiempo y tarde, pero tiene una agenda muy apretada y no puede atender más tiempo. Además dice que no es cuestión de que el jamón se acabe el primer día. A mí lo que más me fastidia es que este hombre tiene muy poca suerte. Y es muy probable que si le ha tocado el jamón, ya no le vuelva a tocar nada en los próximos cinco años, por lo menos. A muchos os dará igual, pero a mí no porque comparto distintas loterías con él, y ya veo que vamos apañaos.
Yo, dada mi mala suerte, he decidido que al año que viene me voy a llevar al Baraka. A mi primo si se sortea un jamón seguro que le toca. A poca humanidad que tenga el cerdo y sensibilidad los que hacen la rifa, le tiene que tocar, porque si no llega en agosto y no hay quien lo sacie en todo el mes. Bueno, como no han aparecido las musas lo voy a dejar. Pero antes mucha suerte a los nuevos marineros que se alistan en un barco que parece que siempre está a la deriva, pero que al final lo salvan unos pocos piratas, sin pata de palo, con parches en la cabeza, y con la calavera ondeando por bandera. Nos vemos en el bar.