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BLACOS: Camino del monte al pueblo....

Camino del monte al pueblo.

Era una tarde fría de invierno. De peque venía en compañía de un adulto desde el monte hasta el pueblo. Las palabras eran contadas. El viento acariciaba mi cara con delicadeza, con sabor a oxígeno puro y olor a Naturaleza. El me guiaba, confiaba en él porque en el había confiado mi familia. Había un mínimo de tensión, la justa de cuando algo nuevo te está sucediendo, pero la confianza en llegar al destino disipaba todo temor. Sin compañía o habría sabido hacer el camino. Caminaba al lado de alguien reputado en la comunidad vecinal. El paso era ligero, mis pies le seguian caminando a la par suya, de un modo automático, movidos por la seguridad de una buena guía. Estaba despejado, atardecia ya, el sol estaba oculto entre las nubes, el cielo plomizo, mis ojos se fijaban en el horizonte. En el destino me esperaba el calor del hogar y la cobertura de mi cuerpo que aunque no sentía frío precisaba cobijo. Era un trayecto el que había que hacer pero llegar a casa era el objetivo. Llevabamos dos cestos con setas, uno suyo y otro mío. Llegamos al destino y nos despedimos.