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BLACOS: El día 31 de diciembre llegue a Blacos, para celebrar...

El día 31 de diciembre llegue a Blacos, para celebrar este ultimo día del año con mi familia. era la una del mediodía y entre en mi casa, en la que siempre sera micasa, aunque ahora es la casa familiar o la casa del pueblo. me sorprendió porque aunque la puerta estaba abierta no había nadie dentro. así que salí en busca de mis hermanas.
Me encontré de cara con el alcalde y el teniente de alcalde, a los que interrumpí en su conversación sobre asuntos oficiales.
Este encuentro me lleno de alegría y de orgullo, orgullo de tener un pueblo por el que personas valiosas se preocupan, que lo cuidan y que altruista mente buscan para el, para todos, mejoras y se ocupan de mantenerlo y no descuidan los servicios necesarios para todos los que acudimos una noche o muchas a nuestro querido pueblo.
También me alegró mucho ver a Luisa que apoyaba las decisiones que nuestras autoridades defendían.
Luisa que nació, creció, que toda su vida esta ligada a Blacos, a su calle, a su molino. a su huerto, a sus tierras, que ha transmitido hasta a sus nietos este amor al pueblo.
Con disfrutar de estos encuentros, con ver a mi pueblo cuidado y querido hubiera sido suficiente para sentirme contenta. Pero al no encontrar a ningún miembro de mi familia, seguí camino a la plaza, buscando que alguien me diera señas de ellos.
En la plaza oí risas y gritos de niños, niños jugando al escondite, con su padre. Me acerque a saludarles y Manolo me invito a jugar con ellos.
Empezamos a conversar y Alvaro hablaba de La viña, del rio, y sentí una sensación de nostalgia, un sentimiento de que esos niños ahora tienen mi plaza, mis parajes, todos esos miles de lugares que forman parte de mis vivencias. Y así se lo dije a Manolo: Antes era mi pueblo. y el me dijo tan acertadamente que también es el suyo. Si, ahora es el pueblo tan de Ellos, como mio. Es el pueblo de los que cada día, en mañanas frías de invierno, o en las mas cálidas del verano se levantan para ir al colegio, para ir al trabajo o a buscar leña, o para recorrer las calles en un paseo de pocos saludos, pero los suficientes para comprobar que se abren las puertas y todo esta en su sitio.
Estas dos familias que han decidido que sus hijos conozcan todos los rincones, que corran en el frontón o en la plaza, que caminen hasta el rió, y jueguen en los columpios de las eras, evitando que se oxiden por no usarlos. Ellos son Blaqueños con mayúscula.
Sobre esto he estado pensando desde el día 31, y estoy contenta de saber que este año, también hay niños en Blacos, los lunes, martes, miércoles.... y que los mayores que todavía se los tropiezan por las calles se alegran de verlos, porque los niños dan vida a los lugares.
Es mi deseo que Blacos les de a estos niños, y a sus padres, una sensación de patria chica, un sentimiento que perdure toda su vida, de cariño a este lugar. Cariño como el que yo le tengo. Es una sensación fuerte que te encoje cuando los recuerdos afloran. y en esto de despertar sensaciones y datos olvidados Alejandro es un experto.
Feliz año para todos.