Fue un impulso, algo bastante impropio de mi edad, esa etapa de la vida en la que se supone que eres un tipo reflexivo, tranquilo y casi sin capacidad para la sorpresa. Fue un impulso que respondió básicamente a la rabia de un cabreo fulgurante y que me llevó a renegar de esta página y pensar en no volver a escribir. Como se puede comprobar me ha durado poco, o bastante menos de lo que yo pensaba. El enfado empezó a diluirse en cuanto comencé a hacerme preguntas, algo por cierto que hago con mucha frecuencia y que colabora a la escasa higiene mental que me queda. Y la pregunta clave fue esta ¿Cómo te puedes enfadar por una serie de críticas anónimas, sin fundamento y con la clara intención de hacer daño a otros, cuando a diario sufres criticas, insultos e imprecaciones en relación con tu trabajo en todas las redes sociales, sin que las firme nadie? Y es verdad. Lo mismo e incluso más de lo que se ha escrito en esta página se puede decir por ejemplo en twiter sin que nadie real firme los 140 caracteres que pueden acabar hundiendo la moral y la confianza a cualquiera. ¿Qué pasa? Que esta página parece un universo más pequeño, un diálogo entre viejos conocidos, una estancia doméstica en la que supone que a todos nos guía el mantenernos unidos a ese cordón umbilical que es Blacos. Y de repente hemos descubierto que no es así. Parece que acabamos de darnos cuenta que hay algunos que tienen cuentas pendientes, rencores del pasado, envidias de la vida y que todo eso quieren resolverlo aquí. O igual ni siquiera quieren resolverlo sino únicamente hacerlo público para que se sepa o para que alguien se lo crea en el caso de que todo sea mentira. Y el otro problema es que no se atreven, o simplemente no quieren dar su nombre por el motivo que sea, aunque uno de ellos sea la cobardía. El mundo está lleno de cobardes y yo no me atrevería a decir que les vaya peor en la vida que a los valientes. A mí, como seguro que a muchos de vosotros, me cabreó mucho más el cómo que el qué. Si es verdad o no lo que dicen yo lo considero algo secundario, porque en realidad él, la o los que escribe de tonto no tiene un pelo y por eso no acusan a nadie concreto ni dan una sola prueba en la que se pueda sustentar, por ejemplo, una respuesta. Me da la sensación que detrás de todo esto hay una clara intención agitadora. Es eso de zarandear el árbol y esperar a ver que cae. Por cierto no es la primera vez que ocurre. Ha habido casos idénticos desde hace mucho tiempo y yo me voy a permitir el lujo de mojarme. Estoy dispuesto a jugarme una cena con quien acepte la apuesta a que Pepito Grillo y La voz de tu conciencia son la misma mano que mece la cuna. Evidentemente estoy seguro de que no la voy a pagar porque no creo que llegue a saber de quién se trata. Claro que es muy fácil si quieren. Dicen quienes son y si son una gano y si son dos pierdo. Yo prefiero que sea sólo una persona, porque así gano y de paso mejora mi autoestima porque será una y no dos personas a las que le caiga mal y diga que sólo escribo tonterías. Ya sabéis, es por alimentar mi ego, que últimamente lo tengo un poco descuidado, sobre todo desde que me he dado cuenta de que el señor alcalde sigue sin pensar en dedicarme una calle.
Y hoy que estoy que me salgo, me voy a permitir hacer algo que odio. Voy a dar un consejo a los que escriben de forma anónima. Les recomiendo que lean el libro " El Cártel", de Don Wislow. Si no lo queréis leer entero, es suficiente con las 50 últimas páginas. Se puede sacar una preocupante conclusión.
Y hoy que estoy que me salgo, me voy a permitir hacer algo que odio. Voy a dar un consejo a los que escriben de forma anónima. Les recomiendo que lean el libro " El Cártel", de Don Wislow. Si no lo queréis leer entero, es suficiente con las 50 últimas páginas. Se puede sacar una preocupante conclusión.