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BLACOS: El ciervo y la hierba fina....

El ciervo y la hierba fina.

Mi ramo de boj se lo comió un ciervo y el cura no me lo dio. Aquel domingo de ramos lloré de estupor. Por eso me fui al cañón del río Muriel Viejo con la navaja de pelar patatas y me corté uno para mi ventana. Ya no voy mas a misa porque el cura no me lo dio. ¡Cógeme uno mañana para mi casa!. Con el que me corté yo, ahora barro el corte y azoto al cochino al ir a echarle. Lo corté lo más grande que pude porque me quedé frustrado. Tal fue el enfado que cogí que aún lamento no haberle montado una bronca al cura pero mi madre me hubiera pegado una paliza. Cógeme, por favor, uno si vas mañana por allí. Es que si voy y me quedo sin ramo va a ser tal el sofoco que me pille que ya no me voy a creer ni imaginar a un ciervo comiendo boj.

Hay hierbas más finas que gustan a los cérvidos y gestos más acertados para los feligreses. A pesar de todo tocaré mi carraca la próxima semana, espero no despertar a los cervatillos. Pero en misa que no me esperen.