BELLOTAS.
El sol se filtraba entre las ramas de ese árbol milenario junto a la gran taina mientras el silencio advertía que aquel instante iba a pasar a la posteridad. De aquella rama verde con fondo azul colgaba la bellota marrón pardo con sombrero rugoso, otras más habían caído a la alfombra verde que aquellos chicos pisaban mientras esperaban que su padre apareciese con el ganado a la hora de la siesta para almorzar las viandas que le traían en la cesta de mimbre bajo el paño de cuadros. Las ovejas comían las bellotas y nosotros bebíamos el agua de la botella de gaseosa "la burguense", estaba fresca. Papa llegó y volvimos con mama para ayudarle a regar el huerto. Le llevamos bellotas, nos agradeció nuestro trabajo en aquel domingo, recuerdo que después jugamos "al plano".
El sol se filtraba entre las ramas de ese árbol milenario junto a la gran taina mientras el silencio advertía que aquel instante iba a pasar a la posteridad. De aquella rama verde con fondo azul colgaba la bellota marrón pardo con sombrero rugoso, otras más habían caído a la alfombra verde que aquellos chicos pisaban mientras esperaban que su padre apareciese con el ganado a la hora de la siesta para almorzar las viandas que le traían en la cesta de mimbre bajo el paño de cuadros. Las ovejas comían las bellotas y nosotros bebíamos el agua de la botella de gaseosa "la burguense", estaba fresca. Papa llegó y volvimos con mama para ayudarle a regar el huerto. Le llevamos bellotas, nos agradeció nuestro trabajo en aquel domingo, recuerdo que después jugamos "al plano".