Título: “Pirigallos como señal.”
Me ha dicho un amigo de la infancia: "Las amapolas florecieron blancas esta primavera, no ha sido un sueño, las vi en la vega.” Por ello, Agosto ha sido segador de vidas largas repletas de humildad, lucha y pasión, este año en Blacos; “El reflejo en los arroyos era rojo, me parece recordarlo en los despertares de finales de mes.”
En realidad no era un final, sino el principio de un remanso de verdor fructífero en unas veredas por la que caminan juntas siluetas humanas, bajo un cielo brillante que cada amanecer nos aporta ilusiones a los que vemos rojas las amapolas entre hierbas alentadoras.
Confío firmemente en su palabra. A pies juntillas sigo asimilando el dolor de la pérdida porque me reconforta la palabra mágica[1] para una comunidad sabia reunida fraternalmente —especialmente— en este mes, mirando al futuro con el corazón orientado hacia el sur, de donde viene el calor que hace crecer a los pirigallos.
Rojo pasión y blanco amistad se fusionan en los atardeceres sobre el santo mirando al camposanto. Rojo del vino que San Miguel bendice cada mes de Mayo sobre la pureza de la piedra caliza bajo la montaña donde se erige.
[1]Porque las palabras escritas, ausentes y/o leídas en este medio son magia en sí mismas.
Me ha dicho un amigo de la infancia: "Las amapolas florecieron blancas esta primavera, no ha sido un sueño, las vi en la vega.” Por ello, Agosto ha sido segador de vidas largas repletas de humildad, lucha y pasión, este año en Blacos; “El reflejo en los arroyos era rojo, me parece recordarlo en los despertares de finales de mes.”
En realidad no era un final, sino el principio de un remanso de verdor fructífero en unas veredas por la que caminan juntas siluetas humanas, bajo un cielo brillante que cada amanecer nos aporta ilusiones a los que vemos rojas las amapolas entre hierbas alentadoras.
Confío firmemente en su palabra. A pies juntillas sigo asimilando el dolor de la pérdida porque me reconforta la palabra mágica[1] para una comunidad sabia reunida fraternalmente —especialmente— en este mes, mirando al futuro con el corazón orientado hacia el sur, de donde viene el calor que hace crecer a los pirigallos.
Rojo pasión y blanco amistad se fusionan en los atardeceres sobre el santo mirando al camposanto. Rojo del vino que San Miguel bendice cada mes de Mayo sobre la pureza de la piedra caliza bajo la montaña donde se erige.
[1]Porque las palabras escritas, ausentes y/o leídas en este medio son magia en sí mismas.