Una de Romanos
Hoy puede leerse en algunos medios de comunicación, que las obras de la autovía han descubierto una parte de la calzada romana a su paso por Blacos. Y la verdad es que creo que a los que menos nos ha sorprendido ha sido precisamente a los de Blacos. Y es que la historia ya había dejado indicios. Por ejemplo, a la llanura encima de la ermita se le ha llamado Las Calzadas toda la vida. Y esto ya debía dar que pensar. Además a mí me contó mi primo Desiderio, que tenía varios amigos emperadores de Roma, que una vez hace muchos años en Las Calzadas se encontró el carnet de identidad de Graco. Graco era un cuestor romano que huía despavorido por la calzada camino de Uxama (es decir Osma) después de que en Numancia le hubieran dado más palos que una estera. Al huir de esa forma perdió los papeles, entre ellos el DNI que delató su cobardía a la posteridad. Y es que al parecer la calzada de Blacos era una vía de escape de las legiones romanas, bueno más bien de lo que quedaba de esas legiones después de que los Cartagineses de Numancia les dieran lo suyo cada vez que se acercaba por allí con sus afanes de conquista, chulería y prepotencia. Y eso nos salvó más de una vez, porque los romanos iban como alma que les lleva el diablo, además cuesta abajo y no se paraba a pensar que Blacos o Torreblacos eran más conquistables que la llanura soriana. Y aún así, aunque corrían como centellas a esconderse detrás de la Catedral del Burgo, dejaron su huella por nuestra zona. Se puede comprobar en algunos nombres, en especial el del César, el imperator de imperatores. Yo creo que también el de Romu-aldo, aquel médico que nos abrasó a inyecciones de penicilina a los de mi edad, puede provenir de Rómulo, que como decía la enciclopedia de la Señorita Beatriz, fue uno de los fundadores de Roma después de mamar de la teta de una loba, como lo oyes. También dejaron huella en las costumbres. Por ejemplo yo el primer artilugio que conocí para pesar se llamaba romana; los números de los portales eran romanos (yo entonces desconocía que hubiera otros), las abarcas que se utilizaban en aquellos años eran parecidas a las de los legionarios; e incluso utilizar los palos para defenderse también era muy de romanos; incluso lo de cantar con el brazo derecho al frente y en alto, tuvo su nacimiento en el imperio y luego se desarrolló en el hogar de la escuela. Y también copiamos mucho de ellos el uso de la piedra. Las calzadas las hacían de piedra, como nuestro camino del carrascal por ejemplo. Y utilizaban las piedras para castigar, de ahí las lapidaciones, o para defenderse. Y nosotros también. Nadie de Blacos, que tenga unos cuantos años, se ha librado de ser apedreado al subir la cuesta de la Villa, y casi todos los de la Torre pueden presumir de que alguna vez han sido apedreados por los de Blacos. Y ese honor no está al alcance de cualquiera. Incluso utilizábamos las piedras en las disputas domésticas. Yo sin ir más lejos, he resuelto algunos de mis problemas con las piedras, y mi tiracantos de doble carga era el temor de los cristales del pueblo, sobre todo de los de mi casa. Así que la noticia de la calzada de Blacos no me ha sorprendido mucho, la verdad. Lo que tenemos que hacer ahora es sacarle provecho y conseguir que se incluya en los grandes tour turísticos de España. Hay que buscar una leyenda atractiva, conseguir un par de descubrimientos, convertir algún carro en la cuadriga de Publio Cornelio Escipión; y ya si podemos conseguir algún testigo directo del paso de los romanos por Blacos, (yo quiero recordar que hace unos años estuvo en las fiestas un emperador, creo que era Galva... si hombre sí, hacer memoria, se parecía a Mariano, el hijo de Mariano). También podemos intentar ir de tertulianos a Sálvame y decir que fuimos amantes secretos de Cleopatra, que es fácil que cuele. Lo petamos seguro. La romana yo creo que la podemos encontrar fácil, el César es un testigo vivo de la influencia romana y si hace falta declaramos la guerra a pedradas a La Mercadera. Algo tenemos que hacer para darle presencia a La Calzada. Es nuestra historia, y la podemos convertir en nuestro futuro. Tampoco es tan difícil de vallar y cobrar la entrada. Hacemos pagar a tó quisque... hasta a los romanos cuando huyan de Numancia. Alea jacta est.
Hoy puede leerse en algunos medios de comunicación, que las obras de la autovía han descubierto una parte de la calzada romana a su paso por Blacos. Y la verdad es que creo que a los que menos nos ha sorprendido ha sido precisamente a los de Blacos. Y es que la historia ya había dejado indicios. Por ejemplo, a la llanura encima de la ermita se le ha llamado Las Calzadas toda la vida. Y esto ya debía dar que pensar. Además a mí me contó mi primo Desiderio, que tenía varios amigos emperadores de Roma, que una vez hace muchos años en Las Calzadas se encontró el carnet de identidad de Graco. Graco era un cuestor romano que huía despavorido por la calzada camino de Uxama (es decir Osma) después de que en Numancia le hubieran dado más palos que una estera. Al huir de esa forma perdió los papeles, entre ellos el DNI que delató su cobardía a la posteridad. Y es que al parecer la calzada de Blacos era una vía de escape de las legiones romanas, bueno más bien de lo que quedaba de esas legiones después de que los Cartagineses de Numancia les dieran lo suyo cada vez que se acercaba por allí con sus afanes de conquista, chulería y prepotencia. Y eso nos salvó más de una vez, porque los romanos iban como alma que les lleva el diablo, además cuesta abajo y no se paraba a pensar que Blacos o Torreblacos eran más conquistables que la llanura soriana. Y aún así, aunque corrían como centellas a esconderse detrás de la Catedral del Burgo, dejaron su huella por nuestra zona. Se puede comprobar en algunos nombres, en especial el del César, el imperator de imperatores. Yo creo que también el de Romu-aldo, aquel médico que nos abrasó a inyecciones de penicilina a los de mi edad, puede provenir de Rómulo, que como decía la enciclopedia de la Señorita Beatriz, fue uno de los fundadores de Roma después de mamar de la teta de una loba, como lo oyes. También dejaron huella en las costumbres. Por ejemplo yo el primer artilugio que conocí para pesar se llamaba romana; los números de los portales eran romanos (yo entonces desconocía que hubiera otros), las abarcas que se utilizaban en aquellos años eran parecidas a las de los legionarios; e incluso utilizar los palos para defenderse también era muy de romanos; incluso lo de cantar con el brazo derecho al frente y en alto, tuvo su nacimiento en el imperio y luego se desarrolló en el hogar de la escuela. Y también copiamos mucho de ellos el uso de la piedra. Las calzadas las hacían de piedra, como nuestro camino del carrascal por ejemplo. Y utilizaban las piedras para castigar, de ahí las lapidaciones, o para defenderse. Y nosotros también. Nadie de Blacos, que tenga unos cuantos años, se ha librado de ser apedreado al subir la cuesta de la Villa, y casi todos los de la Torre pueden presumir de que alguna vez han sido apedreados por los de Blacos. Y ese honor no está al alcance de cualquiera. Incluso utilizábamos las piedras en las disputas domésticas. Yo sin ir más lejos, he resuelto algunos de mis problemas con las piedras, y mi tiracantos de doble carga era el temor de los cristales del pueblo, sobre todo de los de mi casa. Así que la noticia de la calzada de Blacos no me ha sorprendido mucho, la verdad. Lo que tenemos que hacer ahora es sacarle provecho y conseguir que se incluya en los grandes tour turísticos de España. Hay que buscar una leyenda atractiva, conseguir un par de descubrimientos, convertir algún carro en la cuadriga de Publio Cornelio Escipión; y ya si podemos conseguir algún testigo directo del paso de los romanos por Blacos, (yo quiero recordar que hace unos años estuvo en las fiestas un emperador, creo que era Galva... si hombre sí, hacer memoria, se parecía a Mariano, el hijo de Mariano). También podemos intentar ir de tertulianos a Sálvame y decir que fuimos amantes secretos de Cleopatra, que es fácil que cuele. Lo petamos seguro. La romana yo creo que la podemos encontrar fácil, el César es un testigo vivo de la influencia romana y si hace falta declaramos la guerra a pedradas a La Mercadera. Algo tenemos que hacer para darle presencia a La Calzada. Es nuestra historia, y la podemos convertir en nuestro futuro. Tampoco es tan difícil de vallar y cobrar la entrada. Hacemos pagar a tó quisque... hasta a los romanos cuando huyan de Numancia. Alea jacta est.