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BLACOS: MÁS RARO FUE AQUEL VERANO QUE......

MÁS RARO FUE AQUEL VERANO QUE...

Como mínimo, es una sensación muy rara celebrar dos veces la Navidad en el mismo año. Pero quizás sea más insólito todavía que al día siguiente de celebrar la Nochebuena, se llenará la plaza para celebrar las doce campanadas y dar la bienvenida al Año Nuevo… un 5 de agosto. Ya es más normal, que el día 6 fuese Año Nuevo, que siempre es justo un día después de la Nochevieja. Hay pueblos y costumbres que adelantan las celebraciones navideñas algunas fechas, pero llevar las Navidades hasta el mes de agosto, yo creo que sólo ha sucedido en Blacos. Probablemente si mi querido Joaquín Sabina vuelve a reescribir una de sus canciones ya no diga aquello de “ Más raro fue aquel verano que no paró de nevar”. Seguro que sustituye la estrofa por esta otra, “Más raro fue aquel verano que Blacos celebró la Navidad”. Sería una forma de hacer justicia poética a ese grupo de gente que tuvo la idea. Un grupo de amigos que reúnen una serie de virtudes dignas de consideración. Hacen un cuerpo de imaginación portentosa, y después lo visten poco a poco con las dosis justas de habilidad, destreza y dedicación. Al vestido le añaden un peinado de solidaridad exquisita. Después le cuelgan los pendientes de entrega absoluta y le colocan unos zapatos a la medida de su interés, esfuerzo y abnegación. Y con la modelo vestida con sus mejores galas, le extienden la alfombra roja de trabajo, compromiso y extenuación. Y rodeando esa alfombra se encuentra un pueblo entregado a su fiesta, generoso en la colaboración y dócil en el compromiso requerido. El resultado estuvo a la vista durante tres días con sus tres noches, con sus tres amaneceres de insomnio, con su mañana de dianas, con sus tardes de jolgorio y juegos y con esas comidas y cenas populares a la luz del cariño y, seguro que también, de la sorpresa y el orgullo de un trabajo bien hecho. Después de todo esto, igual ya no resulta tan raro aquel verano en el que Blacos celebró su Navidad.