Esa nieve esconde bajo su fina capa un montón de buenos deseos. Cuando se funde deja al descubierto un espíritu especial. Las gotas de niebla se contagian de la nostalgia de la nieve y dibujan esa Navidad que añoramos cada año como si fuera el primero. Una alerta de nuestros recuerdos de aquellos años en los que todos éramos más jóvenes, en aquellos días de frío, lumbre y turrón. En aquellos años, como todos, en los que nos refugiábamos en la familia y los amigos para disfrutar de manera sencilla pero explosiva de esas fechas que nacieron para fomentar la unidad y desterrar la soledad y el rencor. Aunque sólo sea por eso, FELIZ NAVIDAD a todos.