A LA ILUSTRÍSIMA SEÑORA ALCALDESA DEL EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE BLACOS.
Alejandro Gonzalo Muñoz, mayor de edad, con domicilio desconocido y en escaso uso de mis facultades mentales, ante V. E. comparece y como mejor proceda en Derecho respetuosamente dice:
Que me pongo a sus pies para cualquier trabajo, tarea o encomienda que me exija, siempre, eso sí, que no me suponga el más mínimo esfuerzo y me sea satisfecho con la mayor de las gratificaciones posibles. Entienda señora alcaldesa, que para mí cualquier trabajo que me proponga supone un desgaste enorme y sólo una recompensa en condiciones me impulsaría a aceptar sus propuestas. En este sentido le recuerdo que mi única vocación reconocida es la de vago permanente, la de sinvergüenza sin recato y la de vividor empedernido. Ya le adelanto también que no me interesa ni el mantel ni la barra de bar, así que por ese lado, por favor, no me ofrezca nada porque ya lo he rechazado de antemano.
Usted sabe tan bien como yo que los seres humanos siempre se sienten atraídos por unas personas, y otras le provocan rechazo. Y tanto su persona, como su autoridad, siempre han despertado en mí una tierna debilidad que ahora se ve más justificada que nunca dado el cargo que ocupa.
Entiendo que tiene recursos más que suficientes, y sobre todo fuerza y voluntad más que probada para asumir y superar cualquier reto que la plantee la vida, y el de alcaldesa no es de los menores. Pero no tengo ninguna duda de que estará por encima de la altura.
Como puede ver no he hecho mención a que sea la primera alcaldesa de mi pueblo, al menos que yo sepa. Y es que a estas alturas hablar de igualdad presupone para mí pensar que en algún momento he aceptado la desigualdad, algo que no es así.
Sería muy presuntuoso por mi parte darle consejos sobre su gestión, pero lo voy a hacer. Haga lo que tenga que hacer, siempre que me favorezca a mí, a mis amigos y a mi familia. Cualquier cosa que nos perjudique la debe rechazar de forma inmediata porque será injusta y arbitraria. Ya sé que alguno está esperando que le pida que ponga mi nombre a una calle de Blacos. Pues no, ya me he rendido y he aceptado que mis virtudes y méritos no despiertan el más mínimo interés en las autoridades. Da lo mismo que sean familia o amigos, el resultado es siempre el mismo. Es más, ni lo piense porque aunque esté dispuesta a hacerlo, ya le adelanto que no lo voy a aceptar. (¿?)
Es probable que piense que en realidad no le he ofrecido nada, y puede que sea verdad. Pero algo bueno que tenemos los vagos, es que sabemos delegar con rapidez y sabiduría. Yo no voy a hacer nada, bueno sí, la criticaré como el que más y más veces que los demás. Pero a cambio, le ofrezco los servicios de mi primo El Baraka. Él todavía no lo sabe, pero acepta seguro. Y es una joya. Puede hacer de traductor simultáneo cuando decida hacer los plenos en euskera, lengua que domina mucho mejor que el castellano. Es el mejor pescador que ha tenido en nómina Pescanova. Donde pone la caña, allí que pica un calamar, un percebe o un besugo. Lo que más pican son besugos. Cuando va al monte donde pone el ojo sale un nansarón. Siempre vuelve a casa con la cesta llena. Quiero decir que con esto puede tener aseguradas de forma gratuita unas cuantas meriendas y cenas. Mi consejo es que a él no lo invite, porque entonces el resto pasará un poco de hambre.
Es un gran decorador de interiores y en dos días puede dejar el salón del ayuntamiento como la Sala de Velázquez en el Museo del Prado. La paleta, el cemento y el encofrado no tienen secretos para el Baraka. Esto puede venir bien por si quiere hacer un ayuntamiento nuevo, que es la mejor forma de pasar a la historia como alcaldesa, con su plaquita y tal.
Pero en lo que es un verdadero artista es en las comunicaciones. Le invita un año entero a Blacos y en ese tiempo le pone en marcha una perfecta línea de ferrocarril, con estación en el pueblo, y paradas en Las Lomas, El Santo, La Casa Vieja y la Mari Lengua. En lo que flojea un poco es en el sistema de aire acondicionado, calefacción y fontanería y soldadura, pero para esto tengo otros amigos que le puedo recomendar también.
¿Y qué le va a pedir a cambio? Poca cosa, bueno poca no porque lo primero que le va a pedir es comida y bebida gratis. Después con un sombrero de paja para el verano y siete mudas térmicas y plumíferos para el invierno tiene suficiente. Si no se fía del todo, yo siempre me puedo encargar de la supervisión y de dar el visto bueno. No sería necesario que estuviera todo el año ahí, podría ir en momentos puntuales (Navidades, Semana Santa, agosto, bodas, bautizos y cumpleaños).
Con esto para mi primera instancia puede ser suficiente. Podría darle consejos más consejos pero no le voy a dar ninguno. Usted se vale por sí misma, y sobre todo si tiene la ventaja que la adorna de trabajo y honestidad, que lleva puestos. Lo demás viene sólo. Si en realidad son cuatro cosas de nada; y luego las cenas, las meriendas, los almuerzos, las copas, las peñas. Fácil.
Alejandro Gonzalo Muñoz, mayor de edad, con domicilio desconocido y en escaso uso de mis facultades mentales, ante V. E. comparece y como mejor proceda en Derecho respetuosamente dice:
Que me pongo a sus pies para cualquier trabajo, tarea o encomienda que me exija, siempre, eso sí, que no me suponga el más mínimo esfuerzo y me sea satisfecho con la mayor de las gratificaciones posibles. Entienda señora alcaldesa, que para mí cualquier trabajo que me proponga supone un desgaste enorme y sólo una recompensa en condiciones me impulsaría a aceptar sus propuestas. En este sentido le recuerdo que mi única vocación reconocida es la de vago permanente, la de sinvergüenza sin recato y la de vividor empedernido. Ya le adelanto también que no me interesa ni el mantel ni la barra de bar, así que por ese lado, por favor, no me ofrezca nada porque ya lo he rechazado de antemano.
Usted sabe tan bien como yo que los seres humanos siempre se sienten atraídos por unas personas, y otras le provocan rechazo. Y tanto su persona, como su autoridad, siempre han despertado en mí una tierna debilidad que ahora se ve más justificada que nunca dado el cargo que ocupa.
Entiendo que tiene recursos más que suficientes, y sobre todo fuerza y voluntad más que probada para asumir y superar cualquier reto que la plantee la vida, y el de alcaldesa no es de los menores. Pero no tengo ninguna duda de que estará por encima de la altura.
Como puede ver no he hecho mención a que sea la primera alcaldesa de mi pueblo, al menos que yo sepa. Y es que a estas alturas hablar de igualdad presupone para mí pensar que en algún momento he aceptado la desigualdad, algo que no es así.
Sería muy presuntuoso por mi parte darle consejos sobre su gestión, pero lo voy a hacer. Haga lo que tenga que hacer, siempre que me favorezca a mí, a mis amigos y a mi familia. Cualquier cosa que nos perjudique la debe rechazar de forma inmediata porque será injusta y arbitraria. Ya sé que alguno está esperando que le pida que ponga mi nombre a una calle de Blacos. Pues no, ya me he rendido y he aceptado que mis virtudes y méritos no despiertan el más mínimo interés en las autoridades. Da lo mismo que sean familia o amigos, el resultado es siempre el mismo. Es más, ni lo piense porque aunque esté dispuesta a hacerlo, ya le adelanto que no lo voy a aceptar. (¿?)
Es probable que piense que en realidad no le he ofrecido nada, y puede que sea verdad. Pero algo bueno que tenemos los vagos, es que sabemos delegar con rapidez y sabiduría. Yo no voy a hacer nada, bueno sí, la criticaré como el que más y más veces que los demás. Pero a cambio, le ofrezco los servicios de mi primo El Baraka. Él todavía no lo sabe, pero acepta seguro. Y es una joya. Puede hacer de traductor simultáneo cuando decida hacer los plenos en euskera, lengua que domina mucho mejor que el castellano. Es el mejor pescador que ha tenido en nómina Pescanova. Donde pone la caña, allí que pica un calamar, un percebe o un besugo. Lo que más pican son besugos. Cuando va al monte donde pone el ojo sale un nansarón. Siempre vuelve a casa con la cesta llena. Quiero decir que con esto puede tener aseguradas de forma gratuita unas cuantas meriendas y cenas. Mi consejo es que a él no lo invite, porque entonces el resto pasará un poco de hambre.
Es un gran decorador de interiores y en dos días puede dejar el salón del ayuntamiento como la Sala de Velázquez en el Museo del Prado. La paleta, el cemento y el encofrado no tienen secretos para el Baraka. Esto puede venir bien por si quiere hacer un ayuntamiento nuevo, que es la mejor forma de pasar a la historia como alcaldesa, con su plaquita y tal.
Pero en lo que es un verdadero artista es en las comunicaciones. Le invita un año entero a Blacos y en ese tiempo le pone en marcha una perfecta línea de ferrocarril, con estación en el pueblo, y paradas en Las Lomas, El Santo, La Casa Vieja y la Mari Lengua. En lo que flojea un poco es en el sistema de aire acondicionado, calefacción y fontanería y soldadura, pero para esto tengo otros amigos que le puedo recomendar también.
¿Y qué le va a pedir a cambio? Poca cosa, bueno poca no porque lo primero que le va a pedir es comida y bebida gratis. Después con un sombrero de paja para el verano y siete mudas térmicas y plumíferos para el invierno tiene suficiente. Si no se fía del todo, yo siempre me puedo encargar de la supervisión y de dar el visto bueno. No sería necesario que estuviera todo el año ahí, podría ir en momentos puntuales (Navidades, Semana Santa, agosto, bodas, bautizos y cumpleaños).
Con esto para mi primera instancia puede ser suficiente. Podría darle consejos más consejos pero no le voy a dar ninguno. Usted se vale por sí misma, y sobre todo si tiene la ventaja que la adorna de trabajo y honestidad, que lleva puestos. Lo demás viene sólo. Si en realidad son cuatro cosas de nada; y luego las cenas, las meriendas, los almuerzos, las copas, las peñas. Fácil.