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BLACOS: Hoy Pamplona me ha recordado mi pueblo. A las siete...

Hoy Pamplona me ha recordado mi pueblo. A las siete de la mañana sólo había silencio en la calle, roto algunas veces por los cantos de los pájaros en los árboles, por el motor de los vehículos sanitarios o de reparto, a los que ponía ritmo el taconeo de alguna mujer que, como yo, se dirigía al trabajo. Las pocas caras que he visto reflejaban la preocupación y el temor, y al mismo tiempo la resignación de tener que salir de casa cuando lo más prudente es quedarse entre sus cuatro paredes. Por eso no entiendo esa gente que puede recluirse en su domicilio y prefiere salir tres veces en el mismo día a comprar el pan, otras dos o tres veces a hacer la compra o aquellos que bajan la basura en bolsas pequeñas para hacer más viajes. También están los que pasean al perro muchas más veces que un día normal, o los que no tienen perro y sí tienen motivos para no pisar la calle y se permiten pasear como si fueran horas obligatorias para disfrutar de la primavera. Y en estos casos no sólo es inconsciencia, sino egoísmo, insolidaridad y falta de las mínimo respeto hacía sus vecinos que pueden estar en peor condición que ella y no le importa lo más mínimo transportar sus virus, o simplemente su falta de empatía para todos los que la rodean. Es tiempo de aceptar lo que nos recomiendan e, insisto, pensar también en aquello que tenemos la obligación de salir de casa y que lo que menos deseamos en encontrarnos a gente así en nuestro recorrido. Hice la promesa de no hablar de la pandemia en este foro, pero a veces la indignación supera cualquier otro deseo.
Que todo os vaya bien