Hola buenas. Parece que poco a poco desaparecen las nubes y nos alumbran grandes claros que anuncian días de sol y calor. Pero hace unos meses que ya todo es distintos y hay más dudas que certezas sobre cómo será este verano atípico en Blacos, ya que nos encontraremos con un ambiente distintos pero también con unas formas de entender la realidad muy dispares. Es sabido que las vacaciones son días de reunión, de encuentros, de fiesta, de cervezas ala sombra de la terraza o al fresquito de la barra. De comidas, cenas, e incluso almuerzos, en los que las distancias se acortan y los sentimientos se mezclan. Y todo esto se lleva muy mal con la nueva normalidad. Va a ser necesaria un gran dosis de respeto, aceptar que los que nos rodean no pueden estar de acuerdo con nuestra manera de entender la situación. Habrá que reforzar la empatía y el entendimiento. Pero sobre todo habrá que echar mano del sentido común, y no pensar que siempre somos nosotros los que estamos en poder de la razón y que son los demás los que están equivocados, los que tienen miedo, los que son raros o los que no cumplen con las reglas de juego. Como se suele decir hay que ponerse en los zapatos del otro para saber qué nueva normalidad vive él y si coincide con la nuestra. Y no va a ser fácil, de hecho nada es fácil desde hace muchos días. Y esto se nota más en los espacios reducidos y en las mentes retorcidas, que siempre buscan la tranquilidad de su conciencia cargado la responsabilidad de todo a los que tiene enfrente. En los días de vino y rosas todo parece fácil, todo parece que fluye de manera natural. Pero cuando llegan los días de vinagre y espinas hay que saber estar a la altura. Y ahí es donde se retrata cada uno.