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BLACOS: Dentro de un armario...

Dentro de un armario

La semana pasada fallecía Rafaella Carrá. Para unos fue un mito, para otros una adelantada a su época, para otros la revolución de la artista total… Pero para unos cuantos que nos juntábamos en Blacos, y que pueden leer esto, significó una noche especial dentro de esos veranos especiales, en los que compartíamos hasta nuestro pensamiento. No sé muy bien el motivo, pero ese día decidimos ir a las fiestas de Abejar, en lugar de a las del Burgo, que estaban más fijas en nuestro calendario. Todo iba tranquilo hasta que entramos en una peña en la que bebían vino, o algo parecido, en botijo. Normalmente el alcohol suelta la lengua y desata la alegría. Pero aquel vino de Abejar despertó en todos nosotros una vocación de cantantes que desconocíamos. Cantantes sólo, eso sí, de una canción. A cada trago del botijo hacíamos una nueva versión de la misma estrofa. Y no llegábamos a la confusión absoluta porque el coro femenino mantenía el ritmo y le daba al concierto algún sentido musical. Los demás no teníamos oído, sólo voces desgarradas, alborotadas y estridentes. Y por mucho que repetíamos la canción, éramos incapaces de mejorar lo más mínimo.
La canción era de Rafaella Carrá, y yo lo único que recuerdo de ella es que había alguien dentro de un armario y que sufría mucho dolor. Y que llamaban al doctor y algo más, pero hasta ahí llego.
Lo que sí es cierto, es que gracias a esta canción pasamos una noche inolvidable y desde entonces adquirimos cierto prestigio musical entre la gente de Abejar, que nos aguantó sin decir nada mientras les poníamos dolor de cabeza y nos bebíamos el vino de su peña. Por si acaso no volvimos a sus fiestas para no estropear el bonito recuerdo que hab´ñiamos dejado de nuestra destreza cantora. Es evidente que ya no recuerdo como terminó el concierto ni a qué hora llegamos a casa. Pero si recuerdo otras muchas cosas como si no hubiera pasado el tiempo.
Fue una noche propicia en la que los que allí estábamos en lugar de salir del armario, decidimos quedarnos dentro, aunque eso sí con mucho dolor.
Ahora el recuerdo nos sirve para hacer un homenaje póstumo a Rafaella