Los hilos de la memoria
Hoy, 21 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Alzheimer. Una fecha que ya no estará en la cabeza de cientos de personas que han comenzado su viaje al olvido. Y una fecha en la que un año más se han dado algunos pasos positivos en la búsqueda de fármacos paliativos, aunque son pasos tan cortos que no influyen para nada en la gravedad del diagnóstico ni en lo irreversible de una enfermedad, más cruel que la mayoría de las enfermedades. En este año tampoco se ha descubierto nada que reduzca la ansiedad, el dolor y el sufrimiento de los familiares del enfermo, que los llevan de la mando a un mundo cada vez más oscuro al que tratan de poner algo de luz con su optimismo impostado y con la ¡fuerza de simulación que les da su cariño y su entrega. Afortunadamente desde hace tiempo, cada vez que se habla de Alzheimer, se habla también de las repercusiones que la enfermedad produce en aquellas personas que los cuidan, los miman, y mantienen vivos esos lazos de memoria con los que tratan de tejer el último cordón umbilical que los une a la vida y a los recuerdos de esa vida que han pasado juntos. Mientras que el enfermo olvida su familia tiene que multiplicar su esfuerzo para mantenerlo agarrado a esos hilos de memoria y retrasar todo lo que pueda la desconexión del enfermo,. Los primeros síntomas llegan cuando su memoria viaja a los confines de la infancia, a sus primeros años, a sus primeras aventuras, a sus primeros amores. Y en ese viaje se olvida de cualquier referencia cercana. El enfermo puede recordar perfectamente los primeros zapatos que tuvo y sin embargo no muestra ninguna señal de reconocimiento a esa persona que se sienta a su lado todos los días. Enfermos y familias se merecen un esfuerzo mayo de la ciencia para buscar la medicación necesaria para mantener la esperanza de que haya una cura o una ralentización de la enfermedad en los próximos años. Y para ello es fundamental el diagnóstico precoz. Un estudio desde las fases tempranas de la enfermedad pueden permitir una investigación más amplia y más cercana de su progreso, y así poner todas las barreas que se puedan a ese viaje hacia el olvido. Mientras tanto las familias deberán seguir tejiendo esos hilos de memoria, para que el viaje llegue más tarde y sea lo más lento posible. Hoy 21 de septiembres es el Día Mundial del Alzheimer. Ojalá no se nos olvide a nadie.
Hoy, 21 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Alzheimer. Una fecha que ya no estará en la cabeza de cientos de personas que han comenzado su viaje al olvido. Y una fecha en la que un año más se han dado algunos pasos positivos en la búsqueda de fármacos paliativos, aunque son pasos tan cortos que no influyen para nada en la gravedad del diagnóstico ni en lo irreversible de una enfermedad, más cruel que la mayoría de las enfermedades. En este año tampoco se ha descubierto nada que reduzca la ansiedad, el dolor y el sufrimiento de los familiares del enfermo, que los llevan de la mando a un mundo cada vez más oscuro al que tratan de poner algo de luz con su optimismo impostado y con la ¡fuerza de simulación que les da su cariño y su entrega. Afortunadamente desde hace tiempo, cada vez que se habla de Alzheimer, se habla también de las repercusiones que la enfermedad produce en aquellas personas que los cuidan, los miman, y mantienen vivos esos lazos de memoria con los que tratan de tejer el último cordón umbilical que los une a la vida y a los recuerdos de esa vida que han pasado juntos. Mientras que el enfermo olvida su familia tiene que multiplicar su esfuerzo para mantenerlo agarrado a esos hilos de memoria y retrasar todo lo que pueda la desconexión del enfermo,. Los primeros síntomas llegan cuando su memoria viaja a los confines de la infancia, a sus primeros años, a sus primeras aventuras, a sus primeros amores. Y en ese viaje se olvida de cualquier referencia cercana. El enfermo puede recordar perfectamente los primeros zapatos que tuvo y sin embargo no muestra ninguna señal de reconocimiento a esa persona que se sienta a su lado todos los días. Enfermos y familias se merecen un esfuerzo mayo de la ciencia para buscar la medicación necesaria para mantener la esperanza de que haya una cura o una ralentización de la enfermedad en los próximos años. Y para ello es fundamental el diagnóstico precoz. Un estudio desde las fases tempranas de la enfermedad pueden permitir una investigación más amplia y más cercana de su progreso, y así poner todas las barreas que se puedan a ese viaje hacia el olvido. Mientras tanto las familias deberán seguir tejiendo esos hilos de memoria, para que el viaje llegue más tarde y sea lo más lento posible. Hoy 21 de septiembres es el Día Mundial del Alzheimer. Ojalá no se nos olvide a nadie.