Un pueblo necesita cuidar sus recuerdos
En la larga transición que ha experimentado Blacos desde que trillaba sus cereales triturando la paja con los conatos rodados y las cuchillas del trillo, hasta esos amagos de última hora de asomarse a la inteligencia artificial, ha pasado toda una vida.
Aunque parezca que fue ayer, y que esta misma mañana te asomabas a la barbacana y veías unas Calzadas pintadas de enebros, transitadas por animales que se movían por sus caminos o pacían en la dehesa a la sombra de los soles del verano. No, ha pasado mucho tiempo, y entre ese ayer que muchos recordamos y ese mañana que todos presagiamos, hay muchas cosas que contar. Blacos es un pueblo que lleva mucho tiempo luchando contra los vacíos y las ausencias. Y si todo sigue así puede quedar cubierto por una capa de olvido, que es la forma más trágica de ser un pueblo que no tiene recuerdos, y por tanto un pueblo al que se acabará borrando su historia hasta llegar al anonimato, a la nada más absoluta.
Uno de los primeros pasos para vencer al olvido es dejar constancia de sus calles, de sus términos, de sus casas, de sus costumbres y de sus gentes. Y la forma más duradera es hacerlo a través de la fotografía y la escritura. Los elementos gráficos y literarios son los más duraderos, capaces de superar lagunas del tiempos y agujeros negros de la memoria. Por eso hay que evitar que Blacos no tenga nadie que le escriba.
Ha pasado mucho tiempo desde que comenzaron a fluir nuestros pensamientos en esta página. Llegan momentos de cansancio, de aburrimiento, de vagancia e incluso de indiferencia. Pero hay que superarlos. Blacos necesita que alguien escriba su vida.
En la larga transición que ha experimentado Blacos desde que trillaba sus cereales triturando la paja con los conatos rodados y las cuchillas del trillo, hasta esos amagos de última hora de asomarse a la inteligencia artificial, ha pasado toda una vida.
Aunque parezca que fue ayer, y que esta misma mañana te asomabas a la barbacana y veías unas Calzadas pintadas de enebros, transitadas por animales que se movían por sus caminos o pacían en la dehesa a la sombra de los soles del verano. No, ha pasado mucho tiempo, y entre ese ayer que muchos recordamos y ese mañana que todos presagiamos, hay muchas cosas que contar. Blacos es un pueblo que lleva mucho tiempo luchando contra los vacíos y las ausencias. Y si todo sigue así puede quedar cubierto por una capa de olvido, que es la forma más trágica de ser un pueblo que no tiene recuerdos, y por tanto un pueblo al que se acabará borrando su historia hasta llegar al anonimato, a la nada más absoluta.
Uno de los primeros pasos para vencer al olvido es dejar constancia de sus calles, de sus términos, de sus casas, de sus costumbres y de sus gentes. Y la forma más duradera es hacerlo a través de la fotografía y la escritura. Los elementos gráficos y literarios son los más duraderos, capaces de superar lagunas del tiempos y agujeros negros de la memoria. Por eso hay que evitar que Blacos no tenga nadie que le escriba.
Ha pasado mucho tiempo desde que comenzaron a fluir nuestros pensamientos en esta página. Llegan momentos de cansancio, de aburrimiento, de vagancia e incluso de indiferencia. Pero hay que superarlos. Blacos necesita que alguien escriba su vida.