Merece la pena
Sé lo complicado que es conseguir que esta página recobre el vigor de años pasado, pero nunca la rendición ha sido una buena consejera para lograr empresas difíciles y complicada. Difícil y complicado resulta despertar o mantener el interés de una localidad perdida en la España Vaciada, víctima de la España Olvidada y heredera universal de la desidia, la marginación y el desprecio de todos los que pasan por su lado sin fijarse en ella. Blacos ha vencido en batallas más complicadas y el ejemplo se puede ver cada vez con mayor frecuencia entre sus cuatro calles vacías que, de repente, las llenan cada vez más gente ávidas de romper su destino y convertir esas cuatro calles en grandes avenidas en hora punta. Lo hacen en cualquier fiesta que se celebre, y que en pocos años han experimentado un aumento demográfico muy por encima de la media de cualquier país en plena efervescencia.
Este fenómeno necesita contar con testigos que den fe de loo que sucede, que lo plasmen por escrito y dejen un testimonio imperecedero de un fenómeno que supera cualquier ensayo sociológico, e incluso, cualquier estadística que lo había destinado ya al abandono y la despoblación de ese rincón de España que sobrevive gracias, y sólo gracias, a los que todavía mantienen 8intacto su cariño al pueblo que los vio nacer, crecer, o que los acogió como unos hijos más de esa familia que cada verano crece con desesperación.
No se puede perder una herencia tan estimable, ni se pueden dejar en el olvido los testimonios de los que lo han hecho posible.
Merece la pena.
Sé lo complicado que es conseguir que esta página recobre el vigor de años pasado, pero nunca la rendición ha sido una buena consejera para lograr empresas difíciles y complicada. Difícil y complicado resulta despertar o mantener el interés de una localidad perdida en la España Vaciada, víctima de la España Olvidada y heredera universal de la desidia, la marginación y el desprecio de todos los que pasan por su lado sin fijarse en ella. Blacos ha vencido en batallas más complicadas y el ejemplo se puede ver cada vez con mayor frecuencia entre sus cuatro calles vacías que, de repente, las llenan cada vez más gente ávidas de romper su destino y convertir esas cuatro calles en grandes avenidas en hora punta. Lo hacen en cualquier fiesta que se celebre, y que en pocos años han experimentado un aumento demográfico muy por encima de la media de cualquier país en plena efervescencia.
Este fenómeno necesita contar con testigos que den fe de loo que sucede, que lo plasmen por escrito y dejen un testimonio imperecedero de un fenómeno que supera cualquier ensayo sociológico, e incluso, cualquier estadística que lo había destinado ya al abandono y la despoblación de ese rincón de España que sobrevive gracias, y sólo gracias, a los que todavía mantienen 8intacto su cariño al pueblo que los vio nacer, crecer, o que los acogió como unos hijos más de esa familia que cada verano crece con desesperación.
No se puede perder una herencia tan estimable, ni se pueden dejar en el olvido los testimonios de los que lo han hecho posible.
Merece la pena.