Acuerdo con restaurantes

BLACOS: ES LO QUE HAY...

ES LO QUE HAY

A estas alturas resulta un poco complicado recuperar la esencia de esta página, Hace tiempo que vivió su época dorada y ahora languidece ante nuestra indiferencia colectiva. Puede haber muchos motivos, pero es probable que uno de los más importantes sea el agotamiento temático- Ya hemos contado todo o casi todo de la relación de nuestra memoria con el pueblo. Se ha agotado el tema de varias generaciones que tuvimos siempre nuestro punto de referencia en las casas, calles, plazas y bares de Blacos. Al menos yo, por mucho que lo intento no encuentro temas de los que no haya hablado, no encuentro conocidos a los que ya haya retratado por aquí, ni tampoco soy capaz de descubrir aventuras que no haya desgranado con más o menos profusión en estos andurriales.
Pedir que sean otros los que cuenten lo que todavía no se ha contado me parece una osadía de complicada colaboración.
Lo único que nos queda es desterrar esas tramas de los mundos subterráneos que nos circundan y que tan buenos resultados nos han dado. Sólo fue cuando se hablaba de las diferencias entre unos y otros, cuando se narraban desencuentros y críticas descarnadas. Solo entonces se multiplicaban las manos que escribían sus diatribas entre estas cuatro paredes. No importaba que fuera verdad, era lo de menos. Bastaba con tocar las fibras más escondidas, bastaba apelar a errores o equivocaciones del prójimo, o simplemente bastaba con decir las verdades que no se querían oír, cuando se despertaban las tormentas dormidas y esta página se convertía en una borrasca de acusaciones, en un ciclón de insultos o en una marejada de mazazos inmisericordes.
Todo esto tampoco se ha mantenido. El cambio climático ha llegado a esta página y ya hace mucho tiempo que vivimos climas cálidos, días placenteros y noches de luna llena. Ya no queda nada de aquello, por no quedar ni siquiera han quedado ganas de escribir.
Es lo que hay, por lo menos hasta que cambie.