Se cree que hubo una fortaleza de apoyo a las de Gormaz y Berlanga, de la que el unico vestigio sería la
torre almenada de la
iglesia.
Por el
valle del
río Torete se encuentra una importante concentración de atalayas en la ruta musulmana que unía Medinaceli con Gormaz y
San Esteban en el siglo X, testigo de múltiples aceifas.
Atalaya de Torremocha: Parcialmente destruida. Próxima al arroyo de Vardebardajo, en la linde con Fueltegelmes, a unos 5 kms río arriba. Se vé en el fondo del valle, al lado del
camino. Es cilíndrica de 4 m de altura, 6 de diámetro y 1,40 de muro. El lado este, donde se encontraba el acceso, se encuentra algo más desmochado. Su
fábrica es de tosca mampostería caliza. No mantiene comunicación visual con otras atalayas conservadas. Función: control de entradas y salidas del valle del río Escalote hacia Medinaceli.
Sobre la población se encuentra el escarpado Alto Lutero, de 1118 metros de altura, sobre el que se sospecha que pudo haber una atalaya (Otero). Desde este cerro se ven las atalayas de Berlanga y
Barahona.
Iglesia
románica tardía (principios del s XIII) situada en la parte más alta del
pueblo en el enclave llamado "El
castillo". Muy emparentada con la de
Caltojar y con la misma advocación, pero mas abandonada que aquella. La cabecera es de sillería y la nave es de tosca mampostería. A los pies tiene una desmochada torre que mas parece de fortaleza que de templo. El
ábside de tambor está rematado por una cornisa de nacela sobre modillones sencillos y bajo ellos, un friso de arquillos lombardos sobre
canecillos de tres
rollos escalonados. Un desafortunado recrecido posterior ha dejado sin uso estos arquillos desfigurando el conjunto. Verticalmente se articula en tres paños delimitados por tres semicolumnas sobre altas basas y cuyos sencillos
capiteles suben hasta la cornisa. En el centro de cada paño hay un
ventanal aspillerado. Habría que eliminar el muro y
edificios auxiliares que ocultan parte de los costados del ábside. En el muro sur y bajo un tejaroz sobre dos
columnas toscanas se encuentra su sencillísima
portada dovelada. La nave se cubre con armadura atirantada, el presbiterio con medio cañón apuntado entre dos
arcos y el ábside con
bóveda de
horno. Adosada a la iglesia está caida en pedazos, la
casa del cura, que acentúa todavía más la sensación de abandono y desamparo de la iglesia.