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AQUELLA PEQUEÑA ALDEA
Entre enebros legendarios
y caminos polvorientos,
sus vientos insolidarios
quieren romper sus cimientos.
En estas tierras sorianas
donde el frío va marcando,
los hielos por las mañanas
te hacen vivir tiritando.
Los silencios se amontonan
en un ambiente cargado,
y los zorros se apasionan
en el corral mal cerrado.
Los enebros son testigos
de los vientos dislocados,
que a veces son los castigos
de algunos viejos tejados.
La soledad siempre marca
dejando sueños borrados,
su vivir siempre te embarca
en los tiempos malogrados.
Las noches se vuelven largas
sin escuchar un halago,
algunos las ven amargas
sin padecer un mal trago.
Silencios que son presente
de ese sentir castellano,
viviendo pacientemente
sin ver su futuro vano.
Tierras llenas de leyendas
con mucho sufrir humano,
veredas que fueron sendas
sin pensar en nada ufano.
Los caminos están solos
entre cotos de venados,
puede que existan los lobos
en caminos olvidados.
G X Cantalapiedra.
Entre enebros legendarios
y caminos polvorientos,
sus vientos insolidarios
quieren romper sus cimientos.
En estas tierras sorianas
donde el frío va marcando,
los hielos por las mañanas
te hacen vivir tiritando.
Los silencios se amontonan
en un ambiente cargado,
y los zorros se apasionan
en el corral mal cerrado.
Los enebros son testigos
de los vientos dislocados,
que a veces son los castigos
de algunos viejos tejados.
La soledad siempre marca
dejando sueños borrados,
su vivir siempre te embarca
en los tiempos malogrados.
Las noches se vuelven largas
sin escuchar un halago,
algunos las ven amargas
sin padecer un mal trago.
Silencios que son presente
de ese sentir castellano,
viviendo pacientemente
sin ver su futuro vano.
Tierras llenas de leyendas
con mucho sufrir humano,
veredas que fueron sendas
sin pensar en nada ufano.
Los caminos están solos
entre cotos de venados,
puede que existan los lobos
en caminos olvidados.
G X Cantalapiedra.