Iglesia de
San Miguel. Una de las más notables del
románico soriano. Es obra tardía del primer tercio del XIII en la que se mezclan elementos de transición con otros arcaizantes. Tiene un suntuoso
ábside central (los
ábsides laterales no son visibles por estar empotrados en
capillas del siglo XVIII) rematado igual que el presbiterio por un doble friso de arquillos lombardos sobre modillones de cinco
rollos escalonados y se articula verticalmente mediante seis contrafuertes con tres semicolumnas cada uno de ellos, la central es mas gruesa y sube hasta el friso superior y las laterales terminan en el inferior. Se abren en él, tres
ventanales aspillerados. La
portada meridional está enmarcada en cuerpo resaltado y rematado con
canecillos de rollos. Tiene cinco arquivoltas apoyadas sobre cinco pares de
columnas, con
capiteles ya góticos. En el tímpano están calados dos
arcos de medio punto con intradós de puntas de diamante. El resto del tímpano lo ocupa un bajorrelieve grande y de tosca factura que representa un guerrero con
escudo. La portada septentrional, cegada, tiene tres arquivoltas sobre tres parejas de columnas con capiteles de palmetas y bulbos. En los hastiales E. y O. hay sendos óculos de doble derrame, el del O. con finas arquivoltas. Es de tres naves cada una de tres tramos. Las laterales se cubren con
bóvedas de arista como la central pero ya de factura
gótica, el presbiterio con medio cañón apuntado y el ábside central con cuarto de esfera. Las bóvedas de las naves apean sobre cuatro pilares cruciformes y ocho semicolumnas adosadas y los arcos de ingreso a las capillas absidiales laterales son doblados sobre columnas dobles. Toda esta disposición es de clara progenie borgoñona. Los capiteles del interior están bien conservados y son bastante rudos. Representan grandes
frutos bulbosos, hojas estriadas, palmetas y dos de ellos son historiados. En el interior hay también un curioso
púlpito tallado con figuras geométricas, de clara influencia oriental. La
torre se adosa a la nave y es mucho mas moderna. Se remata con
tejado de bronce.
En el término hay dos atalayas a modo de
puerta de acceso al
valle. La primera de ellas y más alta se encuentra junto al vértice Ojaraca de 1119 metros, que divide los
valles del Escalote y el
Bordecorex o Torete. Se trata de los restos de una atalaya de la que sólo se conserva la mitad de su perímetro, aunque al estar abierta permite apreciar las marcas de las vigas de un solado de madera a media altura. Sus dimensiones son de unos 7,5 metros de alto por, supuestamente, 5 metros de diámetro, con muros de 1,20m. Comunica visualmente con la atalaya del Melero de La Riba. La otra es la llamada La Veruela, en el
camino de Bordecorex, que fue muy bien restaurada en 2001, añadiendole una
escalera de caracol metálica para acceder a la entrada en alto, y escalas tambien metálicas que comunucan sus dos pisos y la
terraza.
A tres kilómetros está la joya mozárabe de San Baudelio de Casillas.
ATALAYAS ISLAMICAS del s. X: La Viruela, restaurada recientemente; la Ojaraca Que se conserva unicamente la mitad de su estructura y Valdelatorre, se conserva unicamente la cimentación.