A falta de
pan buenas son tortas. A falta de
fiestas en el
pueblo y de no fiestas, por mucho que digan los de los
pueblos de alrededor y las malas lenguas, pues siempre quedaran las
fotos que nos recuerden las del año pasado. Aquí tenemos lo que se empieza a convertir en un clásico blaquense con el vaso vacio en la mano. Es lo único, el vaso, que se repite en sus imnumerables
disfraces. Yo sospecho que es que los
bares del pueblo le pagan por hacer propaganda, porque hasta donde yo se el muchacho
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