Aun recuerdo unas navidades en Deza ¡tan distinto de los veranos vividos!.
El frio era inmenso y desagradable, sobre todo por el agua nieve que caía.
Me imaginé que podría nevar, pero unos me decían que no a secas, y otros, que no era normal para esas fechas. Tuve la suerte, que esa mañana, el cielo me regaló sólo nieve. Y eso para un niño del sur, eso fue un acontecimiento. Ante la indiferencia de mis primos y amigos, yo me sentía ante una experiencia nueva, la cogía, la masticaba, me la restregaba
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En plena canícula y con este calorcillo reinante en este tiempo de
verano, creo Matías, que nos has bajado por lo menos veinte grados la temperatura del medio ambiente, con tu relato de
Navidad. Yo, hasta he sentido en mi ser, un fresquillo como si en mi
casa hubiese entrado el aire acondicionado. De verdad.
Eres muy ameno en tus comentarios y es una lástima que no estuviésemos en los buenos tiempos del
foro para gozar con la lectura de tus escritos.
Un abrazo.