En ésta cochera vieja en la que se encerraba la máquina de segar atadora en otros tiempos, es donde se esquilaban las ovejas de los ganados de la Venta Tanas. Se iban a buscar al corral contiguo y una docena de esquiladores las dejaban más frescas que una rosa. Generalmente los esquiladores eran operarios que se sabían muy bien el oficio y en un plis plás, que dice un amigo mío, pues la oveja se veía en la calle sin su abrigo. Claro que en las fechas que se les quitaba ya no lo necesitaban y era ... (ver texto completo)