Siguiendo con las tradiciones sorianas, llegamos a San Juan.
Tenemos en Soria, los Sajuanes, que aunque no coinciden plenamente con San Juan, son Fiestas muy renombradas. Es aquí donde el amigo Manuel nos puede dar una lección magistral. Yo tuve la suerte de saborearlas y disfrutarlas hace unos quince años. ¡Maravillosas...!
Pero la cima señera provincial siempre estará en San Pedro Manrique con su Paso del Fuego, la pingada de Mayo y las Móndidas.
Veían salir el sol en Soto de San Esteban
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La salud.
Aparte de todo lo dicho, había otras creencias relacionadas con la mejora de la salud de las personas. Agreda tenía remedios para curar verrugas, almorranas y orzuelos y rijas en los ojos.
Se contaban las verrugas que llevase el afectado y alguien recogía el mismo número de semillas de sabina y las escondía en algún lugar por el que el susodicho tenía que pasar todos los días. A medida que se iban secando las semillas iban haciendo lo mismo las verrugas. Esta era la creencia.
Para el orzuelo se dejaba al raso de la noche una llave de canuto y por la mañana el afectado se colocaba el hueco de la llave en el ojo e inmediatamente tenía que desaparecer el mal.
La rija la curaban cogiendo una lagartija viva y metiéndola en un canuto de caña, tapándo luego los dos extremos. El enfermo tenía que llevarla dentro del bolsillo hasta que se curase.
Y para las almorranas se arrancaban las raíces de los cardos seteros y se llevaban en el bolsillo hasta que dejaran de molestar.
En El Burgo de Osma se curaban las lombrices de los niños mediante la Oración de San Agustín, que debía leerse durante nueve días seguidos, una vez por día y a la misma hora. También había para lo mismo una Oración de San Antonio de Pádua, pero en latín.
En Osma se tenía hoguera y misa a San Roque al acabar la trilla para que les librase de la peste. También en Vildé el humo de la luminaria, en San Antón, servía para alejar la peste. En las rogativas a Cristos, Vírgenes, santos y santas de toda la provincia, por cierto, era habitual pedirles salud en los cánticos.
En Alcubilla del Marqués se cogía agua bendita en el Sábado Santo para rociera la casa (como en otros lugares) y algunos hasta bebían de ella pues según se decía evitaba el tener anginas. Y el agua sanjuanera de Romanillos de Medinaceli, como hemos señalado curaba dolores de cabeza y de muelas.
En Piquera de San Esteban aquellas mujeres que estuviesen criando un niño y pudiendo no asistiesen a misa el día de Santa Agueda era creencia que se les pondrían los pechos malos.
En Deza, para curar el mal al salir los dientes a los niños, se cortaba una pata delantera a un lagarto y se les colgaba al cuello como si fuese un escapulario. El lagarto se debía de soltar vivo.
Un abrazo.
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