Las chicas, el día de las merendillas no salían al campo tal como hacíamos los chicos. Ellas se juntaban en alguna casa y allí hacían sus natillas que después de merendar, las tomaban como postre. Tenían la costumbre de ponerlas a refrescar en la ventana y comerlas fresquitas. Un detalle que era vigilado por algún grupo de mocetes que en alguna ocasión se las sustrajeron y las dejaron a la luna de Valencia. Estos detalles ya lo sabían todas y procuraban ponerlas en sitio seguro.
Un abrazo.
Un abrazo.