La víbora y la lima.
A un taller de un herrero entró una víbora, pidiéndole caridad a las herramientas. Después de recibir algo de todas, faltando sólo la lima, se le acercó y le suplicó que le diera alguna cosa.
- ¡Bien engañada estás, repuso la lima, si crees que te daré alguna cosa. Yo que tengo la costumbre, no de dar, sino de tomar algo de todos!
Un abrazo.
A un taller de un herrero entró una víbora, pidiéndole caridad a las herramientas. Después de recibir algo de todas, faltando sólo la lima, se le acercó y le suplicó que le diera alguna cosa.
- ¡Bien engañada estás, repuso la lima, si crees que te daré alguna cosa. Yo que tengo la costumbre, no de dar, sino de tomar algo de todos!
Un abrazo.
La víbora y la culebra de agua.
Una víbora acostumbraba a beber agua de un manantial y una culebra de agua que habitaba en él trataba de impedirlo, indignada porque la víbora, no contenta de reinar en su campo, también llegase a molestar su dominio.
A tanto llegó el enojo que convinieron en librar un combate. La que consiguiera la victoria entraría en posesión de todo.
Fijaron el día y las ranas, que no querían a la culebra, fueron donde la víbora, excitándola y prometiéndole que la ayudarían ... (ver texto completo)
Una víbora acostumbraba a beber agua de un manantial y una culebra de agua que habitaba en él trataba de impedirlo, indignada porque la víbora, no contenta de reinar en su campo, también llegase a molestar su dominio.
A tanto llegó el enojo que convinieron en librar un combate. La que consiguiera la victoria entraría en posesión de todo.
Fijaron el día y las ranas, que no querían a la culebra, fueron donde la víbora, excitándola y prometiéndole que la ayudarían ... (ver texto completo)