Creo estar sintiendo sobre el rostro el helador viento del norte, mientras avanzo encogido con la cabeza baja, el cuello del abrigo levantado y la cara envuelta en la bufanda, camino del colegio. Una vez dentro, entre el cobijo de sus paredes, tendrá que transcurrir un buen rato hasta que las manos, despojadas de los guantes de lana, entren en calor y puedan agarrar el lápiz. Sientes frío en las rodillas y te ajustas los elásticos de los calcetines mientras piensas que cuándo vas a dejar de ser un ... (ver texto completo)
Desde aquellas aulas, a través de sus amplios ventanales, puede divisarse el humo que sale por las chimeneas de las casas del caso viejo, el brillo de las tejas que reflejan el sol de la mañana, las mujeres que se dirigen al mercado –a la Plaza, dicen- caminando todo lo aprisa que pueden a causa del frío, y la sierra de Santa Ana, salpicada de carrascas, tras el Castillo solitario a estas horas tempranas, desde el que observa la ciudad la figura pétrea y silente del Sagrado Corazón. (Puede que aún ... (ver texto completo)