Pues si has ido 17 días seguidos este verano, mañana y tarde, me parece extraño que no hayas pillado in fraganti ningún día a tu paisano y vecino Manuel, manguera en ristre, regando los bajos del tobogán y del columpio como si de un castaño se tratara, hasta el punto que una mañana la madre de uno de los pocos niños que visitaba el parque le espetó un "no hace falta echarle agua a los toboganes, que por mucho que los riegues no van a crecer".
Y es que no siempre tienen la culpa los chavales ni ... (ver texto completo)
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