Aunque ahora parece que se celebran las
fiestas en función de un determinado fin de semana, recuerdo por estas fechas la ilusión que nos hacian los
toros, por supuesto sin entrar a valorar las tendencias, respetables, de los antitaurinos. Hay que ver el esfuerzo de los primeros años arreglando una
plaza muy deteriorada, haciendo listas para ver si el llamado "
toro de los mozos" se podía
comprar, siempre en función de los que deseaban colaborar económicamente. Cuiando se conseguía el número suficiente,
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