En todo lo alto de este cerro que tiene por nombre El Cerro de la Horca, hasta los años cincuenta del siglo pasado había una era en donde trillaba el tio Ponciano. Tenía siempre el aire a su disposición pues en ese punto sopla todo el año. Lo malo era que cuando se levantaba el cierzo y estaba trillando pues se le llevaba toda la paja y le dejaba solo el grano. Y claro la paja se aprovechaba para las mulas...Un saludo Deza.