Una mañana de primavera, hace muchos años, ocurrió un acontecimiento que cambiaría la vida de los niños y de los adolescentes de Deza: nos sacaron de la escuela para presenciar la inauguración del Hogar Rural del Frente de Juventudes. Nos formaron en filas y nos condujeron hasta la casa-fortaleza de los Finojosa, bajo el arco, lugar donde estaba ubicado el local destinado al efecto. Al pasar por la plaza, observamos asombrados a docenas de chicos uniformados con camisa azul y boina roja, que habían ... (ver texto completo)