Caldereta de
toro, guisado en el
camino hacia las
Canales, junto a la pared de la
iglesia. Aunque no les vemos la cara sabemos que aquí hay dos buenos cocineros, sobre todo ese que lleva la servilleta colgada al cinto, que es Remartinez. Al otro también lo conoceréis, de seguro. Yo, sí. Un abrazo.