La antigua
campana de
San Juan estaba rajada desde tiempo inmemorial. Decían que lo habían hecho los mozos echándole una boina cuando se bandeaba durante una
procesión. Allí resistía estática en su lugar y solo se tocaba con el badajo y era la que daba las horas del
reloj. Un poco broncas; pero ya estábamos acostumbrados a ellas. Pues estando así la cosa, llegó un cura nuevo que se propuso reconstruirla. La tiraron de arriba a abajo y se hizo tres cachos, los recogieron y fundieron la nueva con el
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