Me vienen las imágenes, los sonidos y los olores, si cabe con más intensidad ahora precisamente por su ausencia, de todas las personas y las actividades que se desarrollaban junto a esta fuente. Mirándola veo los botijos y botijas, los calderos para hacer la pastura, con harina y manzanas, para los tocinos, calderos, con el agua al sol, para bañarnos los niños y calderos con agua para regar la calle… los vencejos de las siega que había que remojar y que a mí me parecían altísimos.