Cocinando el guiso del toro. En aquellos años se hacía en una caldera comunal y después se repartía entre los asistentes. No había el peligro de las vacas locas y por lo tanto al otro día de matarlos en la Plaza ya se guisaban y se comían. Perdón, que donde pone Darío es Demetrio. Son jugadas que pasa en las personas que nos hacemos mayores. Un abrazo. Quiero resaltar dos cosas: Una y la principal es que precisamente el día que sale publicado este link, nuestro paisano y compañero Darío nos ha abandonado definitivamente. Dios lo ha llamado a su lado. Que descanse en la paz del Señor. A toda su familia y especialmente a nuestros amigos Benjamin y Frutos, sus sobrinos, les acompañamos en el sentimiento.
La segunda cosa es que Trini, como se dice, no es su esposa; si no su hermana. Un abrazo. Parece mentira que no mencionéis al Dario y a su esposa Trini. El nunca se ha perdido los toros y precisamente con su ayuda, las reses lidiadas en el ruedo, se convertían en esa sabrosa carne que se guisaba en la caldera común tal como se ve en la fotografía o en las calderetas que se impusieron más tarde y que cada cuadrilla guisaba a su gusto pues si se guisaban 30 calderetas no había dos que tuviesen el mismo gusto ya que cada cocinero tiene su estilo o como vulgarmente se dice, cada maestrillo... El joven de la camisa a cuadros es Claudio Carramiñana Manrique.